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La mayor amenaza del cerebro con los años

Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que en el 2050 100 millones de personas en el mundo padecerán la enfermedad. 

El Alzheimer  es una enfermedad degenerativa cerebral que causa la pérdida progresiva de las funciones cerebrales como la memoria, además de la capacidad de juicio y de otras funciones cerebrales e intelectuales.

La enfermedad de Alzheimer produce pérdida de células nerviosas en las áreas del cerebro que son vitales para la memoria y otras funciones mentales. Actualmente es una de las causas más frecuentes de demencia, afectando a 35 millones de personas en el mundo y a 150 mil paciente en el país, con leve prevalencia en mujeres, una cifra en franco aumento debido al paulatino envejecimiento de la población.

Para el Dr. Patricio Fuentes, neurólogo del Hospital Clínico Universidad de Chile, resulta relevante que las autoridades apoyen la creación de planes y programas que mejoren drásticamente la calidad y oportunidad del diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, especialmente de aquellos pacientes con menos recursos. “Esta es una enfermedad de alto costo, tanto en lo económico como en lo emocional”, asegura.

El manejo del paciente con Alzheimer, agrega el Dr. Fuentes, incluye a su cuidador (que suele ser un familiar directo), tratamiento farmacológico (antidemenciantes y tranquilizantes, por ejemplo) y medidas no farmacológicas como la educación, estilo de vida saludable, ejercicio, alimentación sana, prescindencia del cigarrillo y el alcohol, además de una buena estimulación, entre otros aspectos.

El doctor Archibaldo Donoso, también del neurólogo del HCUCH explica que los adultos mayores son los que más padecen de esta enfermedad, aunque raramente puede producirse también en personas jóvenes. “A medida que se va envejeciendo las posibilidades van aumentando, por ejemplo, a los 60 años esta probabilidad es del 1 ó  2% de,  a los 70 es un 4%, y a los 80 años, esa relación sube al 30 ó  40 % de la población”.

¿Cuáles son los síntomas?

Según la Organización Mundial de la Salud, el primer síntoma de Alzheimer puede ser una pérdida leve de memoria, para luego afectar el lenguaje, razonamiento, comprensión, lectura y escritura. Personas que sufren esta condición pueden volverse ansiosas o agresivas y, en algunos casos, pueden irse de su casa y no recordar cómo regresar.

A medida que el mal progresa, se hace necesaria una supervisión constante del afectado. Fallas en la memoria, incapacidad para realizar labores rutinarias -como vestirse, cocinar, etc.-, e incluso incapacidad para comunicarse con los demás (formando frases ininteligibles al unir palabras sin sentido) son características de esta enfermedad.

¿Cómo se diagnostica?

La similitud del Alzheimer con otros tipos de demencia, dificultan un diagnóstico temprano. Los siguientes síntomas podrían indicar la necesidad de realizarse exámenes para detectar Alzheimer:

Pérdida de la memoria a corto plazo: la persona manifiesta una gradual pérdida de la memoria "corta".

Aprendizaje y retención de nueva información: el deterioro paulatino del cerebro dificulta la capacidad de asimilar nueva información. La consecuencia práctica es la repetición de cosas y el olvido de conversaciones y citas acordadas con antelación.

Razonamiento y pensamiento abstracto: la comprensión de un chiste, decir la hora, recordar las actividades diarias se torna difícil. Llevar las cuentas del banco, preparar una comida y realizar tareas que requieran varias etapas resulta cada vez más arduo.

Juicio y planificación: se ve alterada la capacidad de anticiparse a los hechos y de sopesar las consecuencias de ciertos actos. Se vuelve imposible resolver problemas cotidianos como saber qué hacer si algo se está quemando en la cocina. El hecho de recordar direcciones o el camino para llegar a lugares conocidos se torna cada vez más difícil.

Habilidades lingüísticas: encontrar la palabra adecuada para expresar los pensamientos y poder entablar una conversación se presenta como un verdadero desafío.

Inhibición y control de impulsos: personas pasivas pueden volverse más agresivas y mostrar a veces cambios inapropiados en su conducta. Sentimientos de irritabilidad y desconfianza también pueden manifestarse.

Es preciso señalar que todos estos factores NO necesariamente indican la existencia de la enfermedad de Alzheimer. Para detectarla, es preciso que un médico analice el historial familiar en detalle, realice exámenes físicos y evaluaciones sobre el estado mental y funcional de la persona con estos síntomas.