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Alarmante aumento de la enfermedad de Alzheimer en Chile

Si a inicios de la década de los noventa era la causa número 29 de muertes en el país, hoy el Alzheimer es la tercera causa de muerte, alcanzando 17,8% por cada 100 mil habitantes.

 

La demencia es una condición adquirida y crónica, caracterizada por un deterioro de diversas funciones cerebrales, sin distinción de sexo y situación socioeconómica, que se acompaña de síntomas cognitivos, psicológicos y cambios conductuales. Estos síntomas repercuten en la capacidad de las personas para llevar a cabo sus actividades habituales, pudiendo requerir apoyo de terceros e incluso comprometer su autonomía y participación familiar y social.

El Alzheimer es la forma de demencia más común, se habla que corresponde al 70% de los casos. No hay cifras oficiales explica el experto y referente en el tema, el neurólogo Dr. Patricio Fuentes. “si sabemos cuántos mueren. En 2015 según el INE hubo 3.208 muertes”.

Por las cifras, el gran deterioro que significa para el paciente y los profundos cambios que vive la familia es que urge una política pública que aborde de manera integral el problema. “Las necesidades de las personas con demencias y sus familiares son una realidad que debe dejar de ser omitida. Hoy en Chile son más de 200 mil familias las que deben enfrentar este problema prácticamente en soledad. Las dificultades son trasversales, desde diagnósticos tardíos o equivocados, derivaciones no oportunas, falta de acceso a tratamientos adecuados, ausencia de los niveles asistenciales necesarios, falta de personal competente para su cuidado y globalmente un desconocimiento por parte de la comunidad de lo que significa enfrentar esta patología, comenta el Dr. Gerardo Fasce, Jefe del Servicio de Geriatría de nuestro hospital.

La enfermera jefe de la Unidad Geriátrica de Agudos Natalia Cortez comenta que “la medida más importante, creo yo, es conocer la enfermedad; que la familia entienda de qué se trata, cuál es su evolución y qué acciones permiten que la persona con Alzheimer y sus cercanos vivan de mejor manera. No existe una receta mágica, pues dependerá de cada uno y de su red de apoyo, pero mientras los cercanos entiendan esta enfermedad como un proceso irreversible y que requiere de modificaciones en todo sentido, será más fácil sobrellevarla. También es importante no poner una etiqueta con el nombre de “Alzheimer” a la persona que la padece, pues es una enfermedad que aún asusta mucho y produce un “rechazo” social. Y cuando el diagnóstico es reciente, en donde aún la persona pueda darse cuenta de lo que tiene, es primordial, en la medida de lo posible, conocer sus directrices anticipadas, es decir, qué quiere ella o él cuando ya no pueda tomar decisiones por sí sola o solo”.

Según la Organización Mundial de la Salud, el primer síntoma de Alzheimer puede ser una pérdida leve de memoria, para luego afectar el lenguaje, razonamiento, comprensión, lectura y escritura. Personas que sufren esta condición pueden volverse ansiosas o agresivas y, en algunos casos, pueden irse de su casa y no recordar cómo regresar.

A medida que el mal progresa, se hace necesaria una supervisión constante del afectado. Fallas en la memoria, incapacidad para realizar labores rutinarias -como vestirse, cocinar, etc.-, e incluso incapacidad para comunicarse con los demás (formando frases ininteligibles al unir palabras sin sentido) son características de esta enfermedad.

El neurólogo doctor Patricio Fuentes, nos orienta sobre los principales puntos para cultivar un estilo de vida que nos encamine al envejecimiento cerebral saludable:

Suma de enfermedades: sabemos que entre los factores de riesgos –no modificables- para desarrollar Alzheimer están la edad, el género y la genética. Sin embargo, existen enfermedades asociadas a este mal.

Lo que le hace mal al corazón le hace mal al cerebro”, enfatiza el doctor Patricio Fuentes, aludiendo a la relación que existe entre las patologías vasculares y las cerebrales. La hipertensión arterial, diabetes mellitus, hipercolesterolemia o la obesidad predisponen, en mayor o menor grado, a la merma de nuestra salud cerebral.

Otra enfermedad ligada con el Alzheimer es la depresión, ya que ”al constituir una forma de estrés crónico, incrementa los niveles de cortisol (la hormona del estrés), y puede dañar, por ejemplo, estructuras del lóbulo temporal medial del hipocampo, que son las mismas estructuras que están inicialmente lesionadas cuando hay enfermedad de Alzheimer”, explica el geriatra.

De esta manera, la mejor forma de evitar el desarrollo del Alzheimer a partir de otras afecciones es sometiéndolas a tratamiento, y de esta manera, mantener bajo control nuestra salud integral.

El Dr. Gerardo Fasce, Jefe del Servicio de Geriatría de nuestro hospital indica que: “Lo fundamental es implementar estrategias que comiencen desde lo preventivo: una alimentación sana y equilibrada, no fumar, el consumo de alcohol en forma moderada, mantener control de las enfermedades ya conocidas, dormir bien, e incorporar al día a día la actividad física e intelectual (por ejemplo aprendiendo nuevas habilidades como idiomas o manualidades ) , van a tener un efecto directo en proteger nuestro cerebro. Si logramos además estar en un ambiente familiar en donde estemos apoyándonos unos a otros, los beneficios serán mucho mayores”, sostiene.