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Con equipos de alta tecnología del HCUCH se analizan sedimentos obtenidos en el Crucero Geológico CIMAR24

Usando técnicas de imagenología 3D que permiten la identificación de estructuras submilimétricas, se ha constatado una complejidad mucho mayor a la que se puede observar con métodos tradicionales de determinación de registros de paleoterremotos.

Para un análisis de tecnología de punta de las muestras obtenidas en el Crucero Geológico, se estableció un convenio de colaboración y protocolo de trabajo entre el proyecto CIMAR 24 “Ocurrencia y recurrencia de terremotos de alta magnitud (Mw>7.5) en el margen continental de Patagonia norte durante el Holoceno (últimos 11700 años)” del Departamento de Geología (DGL) y el Hospital Clínico Universidad de Chile (HCUCH). Gracias a ello se ha permitido inspeccionar los testigos de sedimento marino obtenidos por este proyecto, usando modernos equipos de tomografía computada y personal altamente capacitado del área de imagenología del HCUCH. 

Esto constituye un puente entre varias disciplinas médicas y las ciencias de la tierra con la intención de entender mejor los registros sedimentarios que obtuvimos del fondo marino del margen continental en Patagonia norte, entre Chiloé (~41ºS) y el sector norte del Golfo de Penas (~46ºS). Esto además es un esfuerzo novedoso incluso a nivel mundial donde se han realizado pocos trabajos similares, por lo que esperamos poder hacer un aporte al avance en este tipo de estudios multidisciplinarios. Esta colaboración nos permitirá acceder a una visión más amplia y detallada de los estudios sedimentarios, por cuanto estamos usando técnicas de identificación de estructuras submilimétricas y 3D, que ya nos han mostrado una complejidad mucho mayor a la que se puede observar con métodos tradicionales”, explica Rodrigo Fernández, investigador principal de la investigación que desarrolla junto a Valentina Flores, Tania Villaseñor y María Pía Rodríguez.

Valentina Flores explica que los testigos fueron analizados mediante un escáner con un procedimiento llamado tomografía computada (TC). “El mismo procedimiento no destructivo que se realiza en personas nos permite adquirir imágenes detalladas en 'rebanadas' de los componentes internos del testigo. Esto se hace de forma previa a otros análisis más destructivos que requieren la extracción de muestras. Con esta información y luego de un proceso reconstructivo, es posible obtener una imagen tridimensional de muy alta resolución de los sedimentos en diferentes planos, lo que nos permite entender mejor la geometría y origen de estas estructuras”.

José de Grazia, coordinador de investigación del Centro de Imagenología del HCUCH comenta que “como parte del análisis, a estos testigos se les hace las tomografías antes de abrirlos porque al abrirlos muchas veces se les altera la estructura, por lo que una forma de verlos in situ es con estos exámenes de imagen. Lo interesante es que no sólo hacemos las imágenes, sino que ponemos a gente nuestra, tecnólogos médicos y radiólogos, colaborando en la interpretación de estas imágenes y beneficiando así al proyecto”.

Sedimentos que hablan de paleoterremotos

Los sedimentos depositados en los fondos marinos constituyen un registro de las condiciones ambientales pasadas: “estas condiciones se ven alteradas cuando ocurre un fenómeno sísmico de alta magnitud, como por ejemplo, por la ocurrencia de deslizamientos y removilización de sedimentos en el talud continental. Identificando así los vestigios de estos fenómenos submarinos, podemos deducir cuándo y de qué magnitud fueron los terremotos dentro de un periodo largo de tiempo, desde el reciente a 5.000 o 10.000 años atrás. Los resultados que esperamos obtener nos permitirán estimar el periodo de recurrencia de sismos de alta magnitud, y la magnitud esperada para fenómenos futuros” agrega Fernández. 

Flores cuenta que “por el momento han podido ver algunas estructuras, evidenciadas por cambios en la densidad de los sedimentos, las que indican variaciones en las condiciones de depositación; sin embargo, es necesario pasar a la siguiente etapa, examinar y analizar en detalle estos sedimentos para determinar qué representan realmente estas variaciones”.

Fernández enfatiza que la relevancia de esta investigación es dada porque “los terremotos de alta magnitud ocurren a escalas de tiempo largas comparadas con el periodo de observación instrumental moderna o la escala de vida humana, por lo que es muy difícil o imposible con métodos observacionales estimar la recurrencia de fenómenos con periodos de recurrencia muy largos. Estas dificultades impiden hacer buenas estimaciones de cuándo y de qué magnitud podrían ser fenómenos futuros, lo que nos deja mal preparados frente a este tipo de desastre natural. Este tipo de proyectos, que se enmarcan dentro del área disciplinaria de la paleosismología, intentan resolver estas interrogantes”.

Colaboración permite mejores resultados
 
Este tipo de procedimientos se han aplicado muy pocas veces en testigos de sedimentos en el mundo, debido en parte a la escasa colaboración entre centros hospitalarios e instituciones de investigación en ciencias de la tierra. “Nuestros proyectos se ven altamente beneficiados con este convenio, por el instrumental y el entusiasmo y profesionalismo mostrado por la tecnóloga médica Lorena López, el radiólogo Daniel Ríos y todo el personal del HCUCH que está trabajando con nosotros”, dice Fernández.

Para nosotros como Hospital es muy importante este trabajo colaborativo y es uno de los ejes más importantes en la oficina de investigación que me toca dirigir porque permite generar proyectos que son más ricos en recursos que si fuesen sólo de una facultad, permitiendo establecer vínculos y generar líneas de investigación. Además permite a los académicos aprender y generar publicaciones en áreas que no son lo habitual desde su trabajo diario. El país se beneficia porque se produce conocimiento científico multidisciplinario, generando uno que tiene mayor análisis desde diversas miradas”, concluye de Grazia.