logo HCUCH
HCUCH

Claudia Dechent: "La familia es clave en el abordaje de las demencias"

Las demencias en el país y en el mundo van en dramática alza. Según la OMS, se estima que unos 47 millones de personas en el mundo la padecen. Su abordaje integral entonces resulta clave para una buena calidad de vida de los pacientes mayores y su entorno.

Es psicóloga con especialidad en Neuropsicología. Tiene 45 años, es casada y tiene dos hijos de 6 y 4 años, Dante y Nicco. Estudió Psicología en la Universidad Central y trabajó en Capredena, que es un centro de rehabilitación para los pensionados de la misma Institución. Luego de 4 años de trabajo, decidió especializarse en Europa, siendo Barcelona su destino. 

¿Cómo visualiza una sociedad más inclusiva con el adulto mayor? 

Es un asunto difícil ser inclusivo, pero pienso que estamos bien encaminados como sociedad. Ser inclusivo abarca aspectos que van desde cómo ser una ciudad más amigable con las personas mayores hasta ser inclusivos en atención de público en general y en el abordaje clínico. Pienso que estamos en pañales respecto de otras ciudades del mundo. Un dato interesante estudiado en nuestro país y que se comunicó hace un par de años, es el referido a los semáforos y el tiempo que necesitan las personas mayores para cruzar cómodamente: se evidenció que éste es insuficiente. Otro aspecto relevante son las veredas y calles que tampoco son muy seguras ni amigables: son estrechas, con pavimento en mal estado e incluso con agujeros, lo que favorece las caídas y todo lo que ello desencadena, afectando las salidas a la calle de las personas mayores, quienes las consideran peligrosas. Entonces tenemos que partir desde lo urbano, pasando evidentemente por políticas públicas e incorporar a la comunidad y a las personas mismas. Tenemos conceptos como el “viejismo”, que dice relación con actitudes hacia la vejez y el proceso de envejecimiento por parte de otros o de sí mismos, acciones o prácticas discriminatorias y políticas institucionales que perpetúan ciertos estereotipos sobre los mayores por el sólo hecho de serlo. Por lo tanto, también sucede que las personas mayores se autoexcluyen de la sociedad. Debemos trabajar la toma de conciencia desde nosotros mismos y desde nuestra etapa de niños-adultos. Insisto, debemos tomar conciencia de que somos parte de una sociedad desde ahora hasta que seamos viejos.  

¿Qué herramientas deberíamos potenciar para mejorar la calidad de vida de nosotros mismos como pacientes  adultos mayores? 

Pienso que lo primero que sería importante es reflexionar sobre nuestro propio rol en la vida, desde el rol individual, rol en la familia, en la comunidad cercana, en el medio laboral, hasta el rol en la sociedad y en el mundo, y desde ahí construir hacia el futuro la vida que queremos tener. Creo que como sociedad estamos demasiados centrados en la inmediatez, en lo que estamos haciendo ahora y pensamos poco en nuestro futuro. Podemos, por ejemplo, preguntarnos en este momento cómo nos imaginamos a los 70 años. Probablemente nadie o muy pocas personas se hayan hecho esa pregunta. De esta forma, podremos programar la vida hacia allá, incluyendo herramientas de autoconocimiento, adaptación, flexibilidad, autocontrol, felicidad y manejo de estrés, entre muchas otras. Cuando hablo de autocontrol me refiero a un aspecto psicológico muy importante, que es la percepción de que tengo la capacidad de controlar mi vida a pesar de la adversidad y de los múltiples tropiezos que podamos tener. Somos los responsables de nuestra vida hasta el día de nuestra muerte. Incluso si perdemos capacidades físicas, seguimos teniendo capacidad de tomar decisiones y eso nadie lo puede impedir. Antes te mencionaba el “viejismo”, el pensar que las personas mayores no están capacitadas para decidir es muy frecuente y eso es un mito, una creencia errónea que se ha instalado. También mencionaba la capacidad de adaptación como un aspecto central para la vida y la vejez. Si desarrollamos nuestra capacidad de adaptarnos a los cambios pequeños y desde temprana edad, tendremos mejores posibilidades de adaptarnos a grandes cambios, a vivir duelos, a sanar y a reconstruir. La vejez es considerada la etapa donde ocurren la mayor cantidad y diversidad de cambios, desde los aspectos físicos, laborales y familiares, hasta aspectos emocionales, espirituales y de roles significativos.         
   
¿Cómo deberíamos plantearnos el futuro, entendiendo que la población en Chile está envejeciendo? ¿A qué deberíamos prestar atención? 

En primer lugar, está ampliamente documentado que la prevención de los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol y el tabaquismo, juega un rol importante en la vejez y en la calidad de la vida. En caso de presentar algunas de estas condiciones, es de suma importancia mantenerlas bajo supervisión médica. Un segundo punto importante es el sedentarismo, por lo que la actividad física cobra un rol central, ya que los estudios señalan que tiene efectos positivos no sólo a nivel físico y muscular, sino que también cognitivo. Como tercer punto, la socialización que cumple un rol fundamental y aporta beneficios en la calidad de vida de la mayoría de las personas mayores. Para explicar esto de mejor manera, pensemos en el siguiente escenario: sabemos que con el aumento de expectativa de vida aumenta también la probabilidad de enfermar y, por lo tanto, de requerir ayuda. Entonces tendremos que prepararnos tempranamente y considerar aspectos económicos, familiares y un entorno social significativo que pueda apoyarnos en caso de necesitarlo en el futuro. En las encuestas de calidad de vida y bienestar, se pregunta sobre la cantidad de personas de confianza con quienes contamos al tener un problema y necesitar ayuda. Se considera como indicador positivo, contar con al menos una persona significativa. Por lo tanto, tomar conciencia de la responsabilidad de nuestra vida y hacernos cargo de todos sus aspectos es crucial para tener un buen envejecimiento, es decir, prevenir y hacer lo que sabemos que nos hace bien para así llegar mejor y más preparados para una tercera y cuarta etapa. 

¿Se deberían favorecer los estilos de vida más saludables e integrales para adultos mayores, como talleres deportivos cerca de sus viviendas o clubes de adulto mayor donde puedan desenvolverse y compartir con otros? 


Sí. Yo pienso que todas las medidas a nivel país orientadas a mejorar calidad de vida son necesarias y útiles. Lo que pienso además es que estas medidas no debiesen ser solo para los adultos mayores. Como hemos planteado anteriormente, la vejez se construye a lo largo de la vida y tiene que ver con la crianza, por lo que creo que falta una política a lo largo de toda nuestra vida. En países más evolucionados ya han comprendido esto y todo el sistema opera en forma integral, es eficiente y accesible, siendo inclusivo y considerando todas las etapas del ciclo vital. Dicho esto, cabe destacar también que estos hábitos saludables tienen que ver con la cultura y las idiosincrasias de los países. En el caso del nuestro, no se fomenta particularmente la vida saludable ni la responsabilidad personal, comunitaria, societaria y política hacia estos temas. Esta preocupación es más bien reciente. En países modernos se valora, estimula y promueven los estilos de vida sanos, existiendo políticas públicas instaladas y la convicción de que la responsabilidad básica recae en las personas, en hacerse cargo de sí mismas, tomar decisiones y asumir errores. En cambio, ¿cómo somos aquí? Pensamos que el estado debe hacerse cargo de nuestros problemas, de las soluciones y de su implementación, es decir, esperamos que los demás hagan cosas para nosotros. 

Respecto de la crianza, te pongo un ejemplo sencillo: cuando un niño se pega en una mesa y llora, el adulto dice “tonta mesa”. Pones el problema en la mesa. En cambio, si tú le dices “sí, la mesa está ahí y debes tener más cuidado la próxima vez”, le estás enseñando que él es quien debe aprender a conocer su entorno y de esta manera enseñas responsabilidad, autocuidado y autocontrol. 

Por último, debemos mencionar que el grupo de personas mayores es heterogéneo y que no todas las actividades que se ofrecen son apropiadas para todos. La vida es un continuum y la forma de envejecer dependerá de cómo la hemos vivido y de cómo somos, es decir, de nuestra crianza, personalidad, experiencias y formas de afrontamiento. Por ejemplo, si un niño es más bien solitario, introvertido, le gusta leer, estar solo y disfruta el silencio, cuando sea mayor va a tener las mismas preferencias y, por lo tanto, buscará esas mismas instancias. Si tú a esa persona mayor le dices que vaya a un club, a bailar y a conversar, no va a ir, probablemente porque nunca lo ha hecho y no porque esté deprimido. En cambio, otra persona que ha sido siempre muy sociable, que le interesa el entorno, le gusta conversar y participar en diferentes instancias, cuando sea mayor va a participar en las actividades que se le presenten e incluso las va a buscar por sí mismo. Entonces, es crucial considerar a las personas mayores como parte activa en la detección de necesidades y en el diseño, elección y formas de implementar todo aquello que según la teoría contribuye al bienestar y calidad de vida de las personas mayores.

¿Cuáles son los casos más recurrentes que ve usted en su consulta? 

Yo atiendo a personas con deterioro cognitivo y demencia. Mi labor más frecuente es realizar evaluaciones neuropsicológicas para contribuir al diagnóstico médico y en caso de requerirlo, apoyo psicológico al paciente. Otro aspecto importante de mi labor es la intervención con la familia, realizando psicoeducación y consejería respecto de cómo se expresa la enfermedad, qué conductas son esperables en el paciente, cómo evolucionará el cuadro, en qué aspectos estar atentos y cuándo consultar. Además, el apoyo emocional a los familiares y cuidadores cercanos, porque el cuidador principal tiene altas posibilidades de cansarse y de enfermarse de un cuadro llamado sobrecarga emocional. Lo ideal es prevenir, pero se puede tratar. Enfatizamos que con intervenciones sencillas se tiene gran impacto, como por ejemplo, les explico a las familias que es mejor no insistir al paciente para que recuerde alguna información, no enfatizar errores ni discutir sobre la veracidad de un acontecimiento, sino que es más útil distraer con otro tema. Con eso haces un mundo de diferencia. Se logra que los cuidadores rápidamente hagan un cambio conductual, un cambio emocional y puedan vivir la experiencia de acompañar a un familiar enfermo de mejor manera, así como también influir de manera positiva en el bienestar de los pacientes. La familia es clave en el abordaje de las demencias.

¿Cómo ve el futuro de la Geriatría y a qué deberíamos aspirar? ¿Cuáles son los desafíos? 

La Geriatría tiene que estar presente antes en nuestra vida; tenemos que seguir aspirando a eso, a intervenir antes de llegar a mayores, a diseñar e implementar políticas públicas en los niveles de salud, educación y cultura. Cuando ya estás enfermo, las intervenciones están orientadas a compensar, mejorar, ayudar, paliar, etc. Pero si actuamos antes, tenemos más posibilidades de tener más claridad, de realizar cambios y tomar mejores decisiones.  

Nosotros tampoco estamos entrenados para tomar decisiones ni para conversar estos temas en familia, sobre qué queremos para nosotros en caso de un accidente, enfermedad o muerte. Entonces si estos temas se conversan cuando se está sano y cuando el eventual suceso está lejos, el entorno sabrá qué hacer: si te gustaría cremación, si donarías los órganos o si quieres regalar algún objeto especial a una persona en particular: a esto se llama directrices anticipadas. Yo pienso que la Geriatría va para allá, a hacerse presente antes, así como debieran hacerlo todas las especialidades médicas.