La situación es particularmente preocupante si se piensa que la expectativa de vida bordea los 80 años y por lo tanto un tercio de la vida de mujeres y hombres se va a desarrollar en ese período.

“Hay que tener presente que la expectativa de vida para una mujer de más de 50 es de 86 años, por lo tanto, la longevidad es un problema que se debe tener presente y para el cual se debe estar preparado”, comenta el doctor Oscar González, especialista en Climaterio del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico Universidad de Chile (HCUCH).

La mujer cuando comienza a envejecer debe ser evaluada al menos una vez al año, ya que si bien hay personas que viven mucho y no tienen problemas, lo común es que las hormonas comiencen a reducir sus niveles en el organismo y esto genera cambios.

“La menopausia es fisiológica, pero todos los fenómenos que acarrea después de producida la falla ovárica (menopausia) y el término de la producción de hormonas se va a traducir en deterioro de distintos tejidos y eso hay que abordarlo y tratarlo para prevenir patologías”, advierte el doctor González.

Es común que cuando decae la producción de estrógenos aparezcan enfermedades como la hipertensión, aumente el colesterol malo y disminuya el bueno, disminuya la masa ósea, con el consiguiente riesgo de osteoporosis y fracturas, y se manifiesten enfermedades como el Alzheimer, incidiendo en la calidad de vida de las personas mayores. 

La buena calidad de vida durante el periodo de envejecimiento comienza desde antes de nacer, es por ello que una intervención prenatal ayuda a tener niños sanos y con menos riesgo cardiovascular. Un buen programa de vacunación y alimentación complementaria, un buen programa de inmunización y prevención de enfermedades crónicas durante la adultez, ayudan a un envejecimiento activo y saludable, asociado a terapia hormonal sustitutiva, si la mujer lo requiere.

Asimismo, es importante una buena alimentación, con una buena cuota de leche, que permita lograr un capital óseo adecuado entre los 25 y los 30 años de edad, de modo que puedan perderlo sin problemas después. Si no toman leche y la reemplazan por gaseosas o comida chatarra, puede resultar un desastre”, agrega el doctor Oscar González.