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El 7,2% de los niños chilenos menores de cinco años vive con sobrepeso

Así lo confirma el informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina 2016”, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Según la nutricionista del Hospital Clínico Universidad de Chile, Ximena Orellana, “los problemas causados por el sobrepeso y la obesidad no sólo afectan la salud física al provocar enfermedades como síndrome de resistencia a la insulina, sino además afectan la salud emocional porque son niños que comúnmente sufren de bullying”.

En un niño, una alimentación saludable corresponde a aquella que contiene la cantidad suficiente de energía y nutrientes que permiten prevenir deficiencias o excesos nutricionales con el fin de conseguir un crecimiento, desarrollo y estado de salud óptimo. 

¿Qué hacer para asegurar la alimentación saludable de los niños?

Para que un niño logre una alimentación variada, se pueden combinar diferentes tipos de alimentos para aportar todos los nutrientes que necesitan. Cabe destacar que los hábitos alimentarios se adquieren en los primeros años de vida (entre los 2 y 6 años de edad) y generalmente se transmiten de padres a hijos por imitación. Lo habitual es que los niños tiendan a rechazar los alimentos nuevos; si esto ocurre no se debe desistir al primer intento y se debe ofrecerlos nuevamente de una manera más atractiva y en un ambiente agradable y relajado. Es importante explicarles los beneficios del consumo e incentivarlos a que coman alimentos nuevos. 

Asimismo, es necesario respetar los horarios de comida, evitando comer a deshora. Lo ideal son cinco comidas al día: desayuno, almuerzo, once, comida y una colación de media mañana. Lo ideal es comer en familia sentados a la mesa, sin parase y sin distracciones como televisión, celulares o tablets. 

No es necesario adicionar azúcar y sal a las preparaciones, pues producen adicción a estos sabores y las golosinas como galletas dulces o saladas, queques, bebidas, comida chatarra (completos, hamburguesas, papas fritas, pizzas) y jugos azucarados, no deben ser parte de las colaciones y almuerzos que se llevan al colegio: deben restringirse al máximo y nunca ofrecerlos como premio o incentivo. 

Por último, recordar que el tamaño del estómago de un niño no es el mismo que el de un adulto. El tamaño de las porciones entregadas a un menor jamás deben ser iguales a las de un adulto. Como recomendación práctica, puede servir las comidas del niño en platos de ensalada (de menor tamaño), procurando que la mitad sea solo verdura (ensalada), un cuarto proteína (carne, pollo, pavo, pescado) y el otro cuarto, carbohidratos (fideos arroz, puré). Al momento de seleccionar frutas éstas no deben ser más grandes que el tamaño del puño del menor.