logo HCUCH
HCUCH

Abstracts Publicaciones 2021   Quiénes somos     Instrucciones a autores    Responsabilidad autoría     Contacto   Portal Revistas U. de Chile  

In memoriam. Recuerdos del Dr. José Sepúlveda Sepúlveda (Don Chepo)

No abstract available

Rev Hosp Clín Univ Chile 2019; 30: 83 - 4
Alfredo Sepúlveda R. 

Recientemente se ha ido de este mundo, el doctor José Sepúlveda Sepúlveda, distinguido cirujano y por sobre todo, gran persona.

Nació en Parral en el año 1920, miembro de una numerosa familia de 10 hermanos, siendo José el menor de ellos. Sus estudios secundarios los realizó en el Liceo de Parral y luego ingresó al Internado Nacional Barros Arana de Santiago, donde Nicanor Parra fue su inspector y quien lo niveló en Matemáticas. Allí compartió además con otros “inspectores” de la categoría de Herman Niemayer, Hernán Millas y Luis Oyarzun.

Ingresó a la Escuela de Medicina de la U. de Chile, titulándose en 1946. Destinado al Hospital Regional de Talca, trabajó como residente y en el Servicio de Cirugía. En 1948 vuelve a Santiago, incorporándose al Hospital San Vicente de Paul al turno de mañana del Servicio de Urgencia. Completó su formación en Cirugía en el Hospital Salvador y luego en el San Juan de Dios, en ambos con el Profesor Alessandrini.

En 1952 se inaugura el Hospital Clínico José Joaquín Aguirre con sus míticas 1.200 camas y el personal del San Vicente se traslada al que era ahora el nuevo Hospital Clínico Universidad de Chile. Allí se establece una dependencia de la Urgencia a las Cátedras de Cirugía y los cirujanos debieron adscribirse a una de ellas. El Dr. Sepúlveda ingresó a la Cátedra “A” del Profesor J. Allamand, recién llegado como profesor titular y proveniente del Hospital Salvador. Sus jefes de clínica eran los doctores Víctor Vilches, Raúl Carrasco y Néstor Flores.

Dr. Sepúlveda llevó siempre una vida “independiente”, sin integrarse formalmente a ningún equipo digestivo, pero adscribiéndose como el ayudante y protegé del Dr. Vilches.

Se destacó especialmente por su diagnóstico clínico muy acertado, por el reconocimiento precoz de las complicaciones y la necesidad de reoperar oportunamente. Su diagnóstico clínico iba más por la via intuitiva que por la científica, acuñando frases y aforismos como: “El operado de la guata, se complica de la guata”, pensando primero en la causal quirúrgica, “La lámpara (quirúrgica) NO opera” para señalar que en la mesa operatoria el cirujano es el responsable y no lo externo, “Estar entre Geminis y Leo” para referirse a un paciente con cáncer, “El último hace los papeles (de envío al Médico Legal)” para referirse a la situación terrible del fallecimiento de un paciente en la mesa operatoria, sobre todo en los heridos de bala o cuchillo con reanimación precaria o nula en los años 60s. En su particular estilo, una de sus publicaciones en unas Jornadas de la Fundación Lucas Sierra en Viña del Mar se tituló “Las apendicitis que NO fueron”. 

Como jefe de turno en el Servicio de Urgencia fue particularmente generoso en enseñar, ayudando a operar a los cirujanos en formación (entre varios a C. Azolas, C. Lizana y yo mismo). 

Tenía el entusiasmo y a la vez olfato por las cosas nuevas. Así permitió que a un paciente recién operado los Drs. Drapkin y Waugh (becados entonces) y con el respaldo de Dr. Mauricio Parada, instalaran un catéter central para medir la presión venosa, realizando el cero y la medición con una sonda T (Kehr), fijada con tela al soporte del suero y así objetivar la hipovolemia. Aunque su buen juicio clínico le permitía conocer los límites y no sobrepasarlos, no pude evitar participar en 1968 con el Dr. Pedro Castillo y otros en la realización del primer intento (y creo único) de cross circulation entre un cerdo y un paciente en falla hepática grave. 

Cuando ocurrió la Reforma Universitaria en 1968, se acabaron las cátedras y se reemplazaron por los departamentos. En el Departamento de Cirugía del área norte fueron elegidos el Dr. P. Castillo como director y varios consejeros, entre ellos el Dr. Sepúlveda. Fue profesor asistente de Cirugía, socio fundador de la Sociedad de Cirujanos de Chile, de la Sociedad de Proctología y de la Sociedad de Medicina del Deporte. 

A partir de 1974 fue nombrado subjefe del Servicio de Urgencia del Hospital Clínico, manteniendo su entusiasmo por ayudar a operar a los cirujanos jóvenes, compartiendo su experiencia con generosidad y ahí permaneció hasta su jubilación en 1987. 

Fundó su familia junto a su esposa Nena y su fiel nana Juana. Su única hija, Claudia, no siguió sus pasos en la Medicina, pero sí pasó su niñez y adolescencia en los pasillos de la Posta del J. J. Aguirre, siendo su asistente permanente, ocupándose desde lavar su auto hasta llevar el estetoscopio. Tuve el privilegio de ser su sobrino y su hijo adoptivo en lo profesional y lo acompañé hasta el final como su médico de cabecera. 

Falleció en su domicilio en Santiago el 16 de marzo de este año, pocos meses antes de cumplir los 100 años.

Correspondencia:

Revista Hospital Clínico U. de Chile

Sntos Dumont 999, Independencia, santiago

[email protected]

562 2978 9110