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Un 8% de los niños y niñas vivirá episodio de infección urinaria

Las infecciones urinarias son muy frecuentes en los niños, sobre todo cuando comienza la etapa de educación de esfínteres. Es tan común que, según estadísticas, entre el 7 a 8% de todos los niños va a tener esta enfermedad. En general, una infección urinaria se refiere a cuando existe un compromiso bacteriano —usualmente causado por la bacteria de Escherichia coli—, compromiso infeccioso a nivel de la vejiga o de los riñones que se manifiesta como fiebre. Puede llegar a ser una enfermedad bastante compleja, debido a que los niños más pequeños por lo habitual no pueden señalar qué les duele o si les arde al momento de orinar.

Algunas de las causas influyentes en una infección urinaria pueden ser el reflujo vésico-ureteral, enfermedades del sistema nervioso central, como el mielomeningocele; cambios o anomalías en la estructura de las vías urinarias; no orinar con frecuencia durante el día o una mala higiene después de ir al baño. Normalmente las bacterias llegan al tracto urinario por vías ascendentes, o sea, a través de la uretra suben llegando a la vejiga y siguen alcanzando los riñones. Es muy poco frecuente que las bacterias lleguen a las vías urinarias a través de la sangre.

Habitualmente en niños pequeños, en recién nacidos o lactantes menores, el único síntoma puede llegar a ser la fiebre. Así lo explica el Dr. Guillermo Zepeda, pediatra de Clínica Universidad de Chile Quilín, señalando: “Siempre uno como médico tiene que sospechar una infección urinaria en un recién nacido o en un lactante menor cuando hay presencia de fiebre sin otros síntomas, como tos, mucosidad, diarrea, vómitos. Se puede manifestar solamente por fiebre y nada más”.

En un niño más grande la infección urinaria se puede manifestar con síntomas que son muy parecidos a los de adultos, por ejemplo, que le cueste orinar o que la orina salga de un olor y un color distinto. “Usualmente se manifiesta por fiebre a cualquier edad y la sospecha tiene que ser pronta porque puede llegar a ser bastante complejo el cuadro. La certeza del diagnóstico se da mediante la realización de un examen de orina completa más un urocultivo. El plan siempre va a ser empezar el tratamiento de antibióticos en forma precoz”, sostiene el Dr. Zepeda.

El especialista destaca la importancia de realizar una buena educación a los niños para prevenir una posible infección urinaria en edades más avanzadas, señalando que se debe evitar la estitiquez, mejorando la alimentación y una apropiada hidratación, así como enseñar la forma correcta de realizar un adecuado aseo génito-anal.

Es importante recalcar que las infecciones urinarias se pueden clasificar en dos tipos, la infección urinaria baja, que es cuando se inflama la vejiga y se denomina como cistitis. Esta se trata con antibióticos de tres a cuatro días. La infección urinaria alta que es cuando se inflaman los riñones, más conocida como pielonefritis, la que se trata con antibióticos de siete a diez días. En edades tempranas esta enfermedad es mucho más frecuente en niños y a medida que van creciendo pasa a ser mucho más usual en niñas.

En el caso de los menores que sufren de micción nocturna involuntaria y tienen problemas al despertarse para orinar durante la noche, el Dr. Guillermo Zepeda enfatiza: “Siempre la enuresis o incontinencia nocturna puede ser causa de una infección urinaria o consecuencia de la misma. Es por eso que siempre en el estudio de enuresis —en la edad que sea— el paciente se debe hacer un examen de orina completa más urocultivo para descartar una posible infección urinaria”.

La importancia de prevenir este tipo de enfermedades está dada por las posteriores complicaciones que pudieran generarse en los pacientes, por lo que se debe minimizar el riesgo de secuelas a largo plazo con un diagnóstico oportuno. El principal estudio luego del diagnóstico de una infección urinaria es la ecografía renal y vesical, la que permite detectar varias patologías como una obstrucción de la vía urinaria, litiasis o cálculo renal y en algunos casos, un reflujo vésico-ureteral, en el que la orina se devuelve desde la vejiga hacia el riñón. Esto último debe ser diagnosticado mediante otro estudio llamado uretrocistografía.

Es por esta razón que las infecciones urinarias en los niños deben tratarse con premura al momento en que se conocen los primeros síntomas. Una infección urinaria no tratada a tiempo o mal tratada en un periodo prolongado podría causar mayor complicación en su estado de salud, por lo que es fundamental acudir al especialista en el momento.