¿Cómo aprendemos a vivir con la muerte de un ser querido?
El duelo es un proceso adaptativo que las personas vivimos cuando nos vemos envueltas ante una pérdida significativa, lo cual se aplica, tanto a personas como a objetos. El proceso dependerá del vínculo que tengamos frente a ellos y las circunstancias en las que se produjo la pérdida.
El duelo no tiene un tiempo determinado para todas las personas; es individual y personal, dependiendo de las herramientas y mecanismos de defensa de cada uno. Conversamos con el psicólogo Sebastián Bravo de la Clínica Universidad de Chile Quilín, quien comentó: “Nunca se termina de superar el duelo, sino que uno aprende a vivir con ello. Es un mito que se presenta mucho en las personas: no se supera; se aprende a vivir con la pérdida y se forma un cierre al final. También se puede volver a alguna etapa del duelo y eso no quiere decir que sea malo, sino que es parte del proceso de la adaptación”.
Hay duelos más fuertes que otros dependiendo del tipo de pérdida: si la muerte fue sorpresiva por algún tipo de accidente o un suicidio, o si era esperada tras una enfermedad terminal o por edad muy avanzada, porque se crean diferentes mecanismos de defensa para afrontar mejor la pérdida y el proceso adaptativo.
¿Cómo puedo comunicar el fallecimiento de un familiar a niños?
“Ser honestos y claros con ellos, y utilizar un lenguaje apropiado para su edad. Evitar eufemismos porque más que ayudar, puede confundir. Siempre hay que escuchar sus dudas y responderlas con coherencia y precisión. Brindar siempre un apoyo emocional en conjunto con los familiares. Y se pueden usar recursos como cuentos o libros para simbolizar de mejor manera la muerte, si es la primera vez en que se enfrenta una situación de pérdida”.
¿Cómo diferenciar la tristeza por una pérdida de una tristeza por depresión?
“Se diferencian por la duración. Si bien en ambos aspectos pueden aparecer en una situación de duelo, la tristeza por una pérdida podría durar unos meses, pero si se supera los seis meses manteniendo esta emoción sin signos de mejoría o de cambio de algún aspecto, se podría hablar de una depresión. También se debe entender que el duelo siempre tiene etapas, como las de negación, ira, de negociación con uno mismo en que uno se plantea si pudo haber hecho algo más por el ser querido o a veces hay arrepentimientos por ciertas conductas. Y por último, se puede evidenciar una depresión, que es natural”.
“Pero cuando se habla de una depresión como trastorno, a ésta, por lo general, se le atribuyen otros síntomas adicionales, como cambios de humor o que no hay ganas de hacer actividades que antes motivaban. Y cuando esto se evidencia por un largo tiempo en un duelo es porque está pasando más allá de este proceso en sí: se está pasando por un trastorno depresivo. Pero debemos comprender que ambos aspectos, tanto la tristeza como la depresión, nacen y aparecen en el proceso del duelo y que no son aspectos negativos, sino que son naturales que se deben vivir cuando se enfrenta una pérdida”.
En ese contexto, ¿cuándo se recomienda asistir a sesiones con un psicólogo?
"Se recomienda cuando se ven dificultades para funcionar a lo largo de un tiempo, cuando la tristeza y el dolor están impidiendo hacer las actividades cotidianas. También cuando se observa una cierta intensidad de sentimientos en el duelo, como la culpa sobre la negociación, que pasan a ser abrumadores, no permitiendo hacer actividades externas a la persona. También se puede observar esto cuando son duelos por un accidente, donde no se crean barreras o mecanismos de defensas claros y se producen duelos prolongados y complicados, los cuales no podrían mejorar durante el tiempo. En ese caso, se puede recomendar ir al psicólogo”.
“En mi experiencia de terapias, he visto que hay pacientes que, al poco tiempo de sufrir una pérdida, recurren al psicólogo por tener esta intensidad de querer mejorar y de sentirse bien en un corto plazo. Nosotros recomendamos que vivan la pérdida en un proceso natural y que, si bien lo podemos trabajar, más allá del acompañamiento y contención emocional, se requiere de tiempo, dar pasos continuos y no saltarse estos procesos. Son tiempos en los que uno requiere sanar y adaptarse a la pérdida, y entender que el duelo no se supera, sino que se aprende a vivir con ello”.
¿Qué otras recomendaciones de apoyo Ud. podría entregar a una persona que vive un duelo?
“Muchas veces los familiares nos vemos envueltos en querer sacar a la persona de contexto. Queremos mejorar su estado anímico, realizando actividades nuevas, cuando lo primero es permitir que la persona tenga un duelo, que viva las etapas de ira, de negación, de depresión, de tristeza para que pueda adaptarse y conllevar esta pérdida. Además, debemos escuchar activamente lo que sienten, hablar sobre la persona que falleció: este es el acompañamiento que tiene que hacer la familia”.
“Es importante entender también que los procesos de duelo, si bien en muchos aspectos se enseñan como que tienden al aspecto lineal, hoy sabemos que se puede estar en una etapa y luego retroceder, por ejemplo, en la aceptación, volviendo en cierta medida a la negación. O bien la persona puede estar en negación y pasar a aspectos de depresión: esto también puede pasar y hay que tener comprensión porque es parte de un proceso natural. No hay que autocastigarse por sentirse de cierta forma”.
Por: Matías Bustos
Edición general: Fernanda Farfán
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