16/12/2025
Autismo en mujeres: ¿Por qué es tan frecuente el diagnóstico tardío?
Durante años te dijeron que eras demasiado sensible, tranquila o tímida. Te recetaron antidepresivos que no funcionaban del todo, volvías exhausta de cada reunión social o sintiendo que no encajabas en ningún grupo. Tal vez no eras complicada, tal vez eras una persona autista y nadie nunca lo vio. El Dr. Pablo Salinas, neurólogo de la Clínica U. de Chile Quilín, explica por qué el diagnóstico tardío de autismo en mujeres es tan frecuente y cómo reconocerlo.
Cuando pensamos en el espectro autista, la imagen estereotipada que suele venirnos a la mente es la de un niño que tiene desafíos en el colegio para encontrar amigos, que anda con sus audífonos y no mira a los ojos, pero nos olvidamos de que esos niños crecen y la condición del espectro autista no desaparece con la edad; no tiene una sola forma de presentarse ni afecta sólo a los hombres. No hablamos de síntomas, hablamos de características; no hablamos de dificultades, hablamos de desafíos; no hablamos de grados, se trata de niveles de apoyo.
La condición del espectro autista se diagnostica tres veces más en hombres que en mujeres. Una brecha que, lejos de reflejar una realidad biológica clara, expone las limitaciones de nuestro sistema de detección y la poca información que hay en el tema. “Los datos están bastante claros en las poblaciones infantiles, no así en adultos. Recién estamos ampliando el concepto de que la neurodivergencia también se encuentra en las poblaciones adultas. En nuestro país todavía no se levantan estadísticas completas que permitan dimensionar el fenómeno con precisión”, señala el Dr. Pablo Salinas.
Si bien los estudios y datos son escasos, la explicación de esta disparidad halló consenso en un comportamiento clave: el enmascaramiento o masking. Las mujeres autistas desarrollan estrategias más sofisticadas para encajar socialmente. Compensan memorizando frases, copiando comportamientos ajenos, controlando sus expresiones faciales o forzándose a mantener contacto visual.
“Se camuflan en las estadísticas porque tienen mayor control sobre su comportamiento y sus intereses especiales pueden ser socialmente más aceptados. Precisamente esto se discute en materia de investigación, si es una diferencia biológica o si es el conjunto de interacciones sociales que lleva a las mujeres a desarrollar más estas conductas de enmascaramiento. Las niñas autistas son frecuentemente descritas como educadas, reservadas, tímidas, introvertidas e inseguras. Características que la sociedad suele leer como rasgos de personalidad y no como posibles señales de una neurodivergencia,” indicó el neurólogo.
Esta capacidad de camuflaje tiene consecuencias directas en el proceso de diagnóstico. Las mujeres autistas necesitan presentar más señales de alarma, como discapacidad intelectual, problemas conductuales severos o patologías de salud mental para ser identificadas y, cuando finalmente consultan, suelen ser diagnosticadas con otras patologías. El Dr. Salinas menciona que “generalmente empiezan a hacer cuadros del ánimo que pueden llegar a camuflar el diagnóstico inicial, como trastornos ansiosos y depresivos, uno detrás de otro y refractarios al tratamiento”. También se observan trastornos de la alimentación, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y lo que puede parecer trastorno de estrés postraumático (TEPT), entre otros.
¿Cómo reconocer a mujeres autistas?
A diferencia de los estereotipos, el autismo no se muestra de la misma manera en todas las personas. Más allá del género, la edad o el nivel de apoyo, las necesidades y características de cada uno son diferentes; sin embargo, las mujeres con diagnóstico tardío tienen relatos en común: "Lo que mencionan es la sensación de extrañeza y de sentir que no encajan en su medio ambiente desde larga data; muchas veces de una manera bien sutil o a veces poco expresable en palabras," reconoce el Dr. Salinas.
Las señales específicas incluyen:
• Agotamiento extremo después de eventos sociales, necesitando días para recuperarse.
• Hipersensibilidad sensorial: no soportan ciertas texturas, ruidos, ruido visual.
• Dificultad con ambigüedades sociales: no captan indirectas, sarcasmo o ironía.
• Preferencia por relaciones uno a uno en lugar de grupos grandes.
• Sinceridad extrema que otros interpretan como rudeza.
• Problemas de función ejecutiva: dificultad para organizarse, mantener rutinas de autocuidado, cumplir compromisos.
• Hiperfocalización en sus intereses, pero desmotivación total por el resto.
Por: Rocío Cortez
Edición General: Fernanda Farfán
Comunicaciones Corporativas HCUCH