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22/12/2025
Hospital Clínico Universidad de Chile

Experta responde: Consejos para aplicar el ayuno intermitente de forma segura

Tal vez lo viste en redes sociales o te lo contó una amiga. El ayuno intermitente ha entrado en tu cabeza como una forma rápida de perder peso, pero te has preguntado si es seguro. Antes de unirte a la nueva dieta de moda, debes saber que no es apta para cualquiera. Claudia Labraña, nutricionista de la Clínica Universidad de Chile Quilín, explica que su efectividad va a depender de cómo, cuándo y quién la aplique.

Comer sólo durante ciertas horas del día y dejar un periodo más largo en el cual sólo se permite la hidratación. Esa es, en términos simples, la base del ayuno intermitente. Una práctica que ha ganado popularidad como estrategia para bajar de peso y mejorar la salud metabólica, pero que no está exenta de matices.

La nutricionista Claudia Labraña indica que más que dejar de comer, se trata de reordenar los horarios de ingesta de alimentos para adaptar la fisiología normal del organismo. “Es un método de alimentación con restricción horaria más que un ayuno. La modalidad más compatible con la rutina diaria es: uno come por un periodo de 8 a 10 horas y de 14 a 16 horas se hace ayuno. De preferencia, mientras más temprano sea la ventana de alimentación, es mejor, ya que tiene relación con nuestros ritmos biológicos”.

Este enfoque puede resultar atractivo para quienes buscan cambios significativos, ya que, según la especialista, “puede beneficiar a adultos sanos que buscan mejorar su metabolismo, perder peso y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares”, especialmente en personas que no han tenido buenos resultados con dietas tradicionales.

Además de los números en la balanza, esta práctica ha demostrado generar efectos en otros ámbitos. “Desde mejorar los niveles de glucosa en ayunas y de hemoglobina glicosilada para prevenir la diabetes tipo 2, hasta reducir los factores de riesgo de enfermedades al corazón, disminuyendo niveles altos de colesterol LDL, triglicéridos y presión arterial. También promueve la autofagia, un proceso celular que tiene como resultado la regeneración de la célula y la obtención de energía,” comenta Labraña.

Pese a que este método suena como una solución mágica para el organismo, no es una recomendación universal. La nutricionista es enfática en señalar: “Diabéticos, insulinodependientes, niños, adolescentes, embarazadas, mujeres en periodo de lactancia no son aptos para realizar esta dieta. Tampoco personas con trastornos alimentarios ni aquellos con enfermedades crónicas o del sistema digestivo que alteran la absorción de los nutrientes”. En esta lista agrega, además, “a quienes realicen actividades de alta exigencia física o mental, ya que consumir 500 o 600 calorías al día puede implicar alteraciones en la fuerza, la concentración y el ánimo, como mareos o irritabilidad”.

Es importante tener en cuenta que, al ser una dieta relativamente nueva, la evidencia científica sobre su uso aún está en desarrollo. Por ello, es fundamental la supervisión médica. “Hay investigadores señalan que hay variabilidad individual y que los resultados no necesariamente se aplican a toda la población. Debe realizarse vigilancia en déficit de micronutrientes (vitaminas, sales minerales, antioxidantes) especialmente cuando se realiza la modalidad con días de ayuno en donde se ingieren no más de 500 a 600 calorías al día”.

Finalmente, la nutricionista de Clínica Universidad de Chile Quilín entrega algunas recomendaciones, si es que está pensando en iniciar con esta dieta: “Es necesario comenzar en forma progresiva con ayunos de 12 horas, es decir, de 20 PM a 08 AM, para luego ir aumentado la hora de la última ingesta hasta lograr las 16 horas. de ayuno. Uno nunca debe saltarse el desayuno ni comer antes de dos horas de acostarse. Es importante que los alimentos que se consumen estén dentro de un plan de alimentación saludable y equilibrado, es decir, que incluya una variedad de nutrientes, fibra y buena hidratación”.

Por: Rocío Cortez

Edición General: Fernanda Farfán

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