La hipoacusia o déficit auditivo es la discapacidad congénita más frecuente, teniendo una  incidencia de 1 ó 2 casos por cada 1.000 nacidos vivos y en adultos mayores, una prevalencia del 70%. Esta patología trae consigo graves consecuencias desde el punto de vista fisiológico, psicológico, educacional y también social; de ahí la importancia de detectarla a tiempo.

Actualmente a cada recién nacido se le realiza un examen auditivo para detectar si presenta sordera: es un procedimiento sencillo que está garantizado por instituciones públicas y privadas. Si un niño padece  hipoacusia sensorioneural severa a profunda bilateral, puede acceder a un implante coclear a los 2 o 3 años, el cual está cubierto por el GES hasta los 4 años. “Lo que hacemos es pesquisar a estos niños para evitar, lo que antiguamente se llamaban personas sordomudas, que como eran sordas nunca pudieron adquirir el lenguaje”, comenta el Dr. Carlos Stott, jefe del Servicio Otorrinolaringología.

¿Cómo funciona el implante coclear?

“El oído de un niño que padece sordera no funciona, pero sí sus nervios auditivos. Es por eso que se instala un aparato electrónico que capta el sonido que viene del entorno, lo procesa y lo transforma en impulsos eléctricos, los cuales van dirigidos dentro del oído directamente al nervio auditivo. Es una forma nueva de escuchar, no es la tradicional, pero el cerebro es capaz de procesarla. Al poco tiempo y con terapia fonoaudiológica, esos niños son capaces de escuchar y reintegrarse a la sociedad”.

¿Por qué se tienen que colocar antes de los 4 años?

“Porque la corteza cerebral tiene una zona asignada a la parte auditiva y si esta no es estimulada antes de los 4 años, pierde esa capacidad. Entonces, si a un niño que nació sordo se le coloca un implante coclear tardíamente puede que no se logren resultados exitosos.

¿Cómo es el proceso para que los niños vuelvan a escuchar con el implante?

“En los pacientes que son prelocutivos, es decir, que nunca han escuchado, se les coloca un implante coclear y se apoyan con una serie de terapias fonoaudiológicas. Una vez encendido el dispositivo, se comienza con un umbral mínimo de estímulo y lentamente se va aumentando y a su vez se les enseña a escuchar y a interpretar”.  

El Dr. Stott, prosigue, “el poner el implante es la parte sencilla, pero después viene la terapia que es compleja, y en una institución universitaria como el Hospital Clínico Universidad de Chile, tenemos fonoaudiólogos, tecnólogos y la capacidad para acompañar a los pacientes y sus familias en este proceso”.

Según explica el especialista en Otorrinolaringología, si el implante se instala en un paciente que perdió su audición en edad adulta, “es mucho más rápido el proceso porque va a poder interpretar lo que escuchaba antes”.

El implante coclear es una de las primeras prótesis que puede reemplazar la función de un órgano sensorial,  con una evolución que hace que los implantados puedan llevar una vida absolutamente normal.