El tipo de personas que atiende un geriatra es muy heterogéneo. En general, quienes se benefician de ser evaluados por un geriatra pueden ser divididos en tres grandes grupos:
- Personas mayores de 65 años sanas que deseen ser evaluadas con un enfoque preventivo que pueda incidir en un envejecimiento saludable.
- Personas mayores que ya presentan enfermedades crónicas diagnosticadas y que requieren control (artrosis, diabetes, cáncer, asma, hipertensión arterial, entre muchas otras).
- Personas mayores que presentan asociación de condiciones que complican su calidad de vida, como enfermedades crónicas, uso de múltiples fármacos, depresión, problemas de memoria, disminución de la visión y/o audición, caídas, problemas para caminar, incontinencia de esfínteres, osteoporosis, entre otras.
Por otra parte, en el ambiente hospitalario las personas mayores de 70 años que tienen deterioro cognitivo, confusión previa y/o deterioro en la capacidad de desempeñarse en las actividades de la vida diaria (bañarse, vestirse, alimentarse, ir al baño, caminar), debiesen ser evaluadas por un geriatra durante la hospitalización y al alta, independiente del motivo que causó la hospitalización.