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¿Cómo se manifiesta el TEA y TDAH en adultos?

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA/H) son condiciones que se suele diagnosticar en la infancia. Sin embargo, esto no solo se limita a ese rango etario, pues existe una gran cantidad de personas que descubren más allá de la adolescencia, juventud o adultez, que muchas de las cosas que han pasado a lo largo de su vida tienen una causa.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente uno de cada 100 niños tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA), mientras que un 8,8% de la población mundial padece Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA/H). El Dr. Pablo Salinas, neurólogo de la Clínica Universidad de Chile Quilín, explica que el TEA se caracteriza por un conjunto de comportamientos que dificultan la inserción social, generando problemas de comprensión de las situaciones y reglas sociales. Esta condición también se manifiesta con intereses restringidos y/o una excesiva sensibilidad frente a distintos estímulos sensoriales.

Por su parte, el TDA/H es una condición en la cual las personas tienen dificultades para concentrarse o enfocarse en una tarea específica durante períodos prolongados de tiempo. Ambas afecciones forman parte de la neurodiversidad, y muchas veces su diagnóstico suele ser largo y difícil. Sin acompañamiento terapéutico, las personas afectadas pueden pasar toda una vida con diagnósticos incorrectos, lo que puede derivar en altos niveles de estrés.

¿Cómo se manifiesta el TEA y TDAH en adultos?

Muchos adultos crecen sin saber que padecen TDA/H o autismo. Pasan infancias y adolescencias completas sintiéndose aislados de la sociedad e incomprendidos por sus pares, familias y amigos. A pesar de que la sintomatología suele ser más evidente en la infancia, sin un diagnóstico adecuado, persiste hasta la adultez manifestándose en distintas esferas de la vida. Los niños neurodivergentes crecen para convertirse en adultos neurodivergentes que a menudo se camuflan en una sociedad que los estigmatiza.

Según menciona el Dr. Salinas, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en la adultez se manifiesta como personas que, “han tenido una historia constante de imposibilidad de concretar y completar proyectos educacionales, laborales y a veces también personales. Se repite la historia de que las personas han notado que han tenido que esforzarse dos o tres incluso cuatro veces más que los compañeros de estudios para obtener los mismos resultados académicos. Generalmente hay un historial de depresión que en algún momento fue tratado o no, que es multifactorial, y también está la visión de que no están rindiendo en el trabajo como se les está exigiendo”.

En cuanto al Trastorno del Espectro Autista, “generalmente se repite una historia de depresión y/o trastornos del ánimo que persisten sin un diagnóstico claro. A veces se administran tratamientos completos, mientras que en otras ocasiones son incompletos, lo que dificulta comprender por qué una persona experimenta depresiones constantes. Esto puede llevar a un diagnóstico previo erróneo de trastorno afectivo bipolar u otra alteración de la personalidad. Además, es importante considerar la dificultad de las personas con este trastorno para comprender situaciones sociales, lo que puede reflejarse en ocupaciones donde se tiene poco contacto social sostenido, lo cual contribuye a la dificultad en la adaptación a dichos trabajos.

Y agrega: “En el caso de las mujeres, es conocido que existe mucho enmascaramiento o masking, a menudo a expensas de cuadros de angustia mantenidos en el tiempo que pueden evolucionar hacia cuadros de depresión. También es común que los trastornos angustiosos, que carecen de una causa clara y que a menudo requieren tratamiento farmacológico, estén enmascarando una condición subyacente. Por lo tanto, es crucial prestar atención a esta situación y buscar la causa, considerando entre las posibilidades, no solo las reacciones esperables frente a un estresor ambiental, sino también, la presencia de alguna condición de base."

La repercusión de no tener un diagnóstico

Los avances tecnológicos y sociales han contribuido a aumentar la conciencia sobre la neurodiversidad, pero aún, muchas personas luchan por obtener un diagnóstico y recibir apoyo. Culturalmente muchos de estos adultos que hoy son diagnosticados, fueron malinterpretados en su infancia como niños malcriados, difíciles o simplemente 'raros', y es solo en la adultez cuando reconocen su existencia como parte de la neurodiversidad.

“Las personas se empiezan a dar cuenta que poseen rasgos que posiblemente calzan con esto y les nace la inquietud por hacerse un diagnóstico. Es ahí cuando se dan cuenta que gran parte de su historia personal no fue por el azar. Eso constituye un elemento duro de dirigir, pero también sanador, de sufrimientos previos derivados por ser parte de una condición de neurodiversidad y no encajar directamente como un neurotípico. Estas condiciones han repercutido en sus relaciones interpersonales en todos los ámbitos, laboral, familiar, parejas, y amigos y luego de varios años mirar hacia atrás y darse cuenta de que esto ocurrió en sus vidas porque en realidad son así y funcionan así, es un golpe súper fuerte y potente. Inicialmente genera bastante pena por las cosas que ocurrieron en la vida personal de cada persona, pero también es bastante sanador para esas mismas personas darse cuenta que todo tuvo una causa y todo tuvo una explicación”.

¿Cómo puedo saber si tengo TEA o TDA/H?

El autismo y el TDA/H están relacionados en términos genéticos. No son condiciones que se desarrollen a lo largo de la vida, sino que son hereditarias. Una persona con autismo tiene más probabilidad de tener un familiar cercano con TEA, TDAH u otro trastorno del desarrollo. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender mejor esta conexión.

Para su diagnóstico, se sigue un proceso que suele ser muy similar tanto en el TEA como en el TDA/H. El primer paso implica realizar exámenes médicos para descartar alguna enfermedad neurológica o crónica. Luego, se investiga la historia personal y los antecedentes perinatales de los pacientes para descartar traumas de nacimiento. Una vez eliminada la posibilidad de enfermedades subyacentes, se llevan a cabo pruebas neuropsicológicas que permiten identificar las variantes y alteraciones en la esfera cognitiva.

¿Y qué sigue después?

Tener un diagnóstico aclara un montón de aspectos en la vida de las personas y permite hacer proyecciones a futuro basadas en su historia, conociéndose y reconociéndose como parte de la neurodiversidad, pudiendo planificar así, proyectos familiares, laborales o sentimentales. El paso principal para comenzar un tratamiento es el entrenamiento, en el que se enseñan estrategias para encajar en un ambiente neurotípico.

“Específicamente, en ambos casos, es necesario tratar los trastornos del ánimo asociados o los cuadros de angustia social, para que así, las personas puedan entrenarse y adaptarse al mundo neurotípico. Esto implica generalmente el uso de fármacos para controlar la angustia. Es importante recalcar que existe una diversidad en la estructura anatómica macroscópica, lo que se traduce en variaciones en los neurotransmisores, lo que facilita la aparición de depresión o angustia. Mientras las personas adquieren herramientas conductuales para encajar en la sociedad a menudo necesitan el uso de fármacos para controlar la angustia, pues esta puede obstaculizar la adquisición de habilidades sociales. Por lo tanto, estos fármacos son vistos como una medida transitoria en la vida de las personas”, finalizó el Dr. Salinas.

Por: Rayén Sepúlveda

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