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Consejos para una alimentación sana en nuestros niños y niñas

Una alimentación saludable es un pilar fundamental que debe comenzar a incentivarse desde muy temprana edad con el propósito de generar en los más pequeños hábitos de vida saludable. 

La mejor guía es la propia familia, donde una dieta balanceada, el consumo de agua y ejercicio diario son el modelo a seguir y el principal promotor de conductas de alimentación.

En el país el 34% de los niños menores de seis años padece malnutrición por exceso. Así lo confirma el estudio que elaboró el Ministerio de Salud a partir de los controles realizados a los niños durante el 2013, el que concluye que hasta los seis años, el 24% sufre sobrepeso, mientras que el 10%, incluso antes de entrar al colegio, ya está en condición de obesidad. 

Señala el equipo de nutricionistas de nuestro hospital que la alimentación saludable de un niño corresponde “a aquélla que contiene la cantidad suficiente de energía y nutrientes que permiten prevenir deficiencias o excesos nutricionales con el fin de conseguir un crecimiento, desarrollo y estado de salud óptimo. Ya desde el embarazo (a través de la placenta) y lactancia (a través de la leche materna) la madre le transfiere a su hijo los sabores de los alimentos que ella consume, haciendo que el bebé sea más proclive a aceptar nuevos sabores en el futuro y en definitiva, tener una alimentación más variada".

Para que un niño logre una alimentación variada, se pueden combinar diferentes tipos de alimentos para aportar todos los nutrientes que ellos necesitan. Cabe destacar que los hábitos alimentarios se adquieren en los primeros años de vida (entre los 2 y 6 años de edad) y generalmente se transmiten de padres a hijos por imitación, lo habitual es que los niños tiendan a rechazar los alimentos nuevos. Si esto ocurre,no se debe desistir al primer intento y se debe ofrecer nuevamente de una manera más atractiva y en un ambiente agradable y relajado. Es importante explicarles los beneficios del consumo e incentivarlos a que coman alimentos nuevos. 

Es necesario respetar los horarios de comida, evitando comer a deshora.Lo ideal son cinco comidas al día: desayuno, almuerzo, once, comida y una colación de media mañana, en familia sentados a la mesa, sin parase y sin distracciones como televisión, celulares o tablets.

No es necesario adicionar azúcar y sal a las preparaciones, pues producen adicción a estos sabores y las golosinas como galletas dulces o saladas, queques, bebidas, comida chatarra (completos, hamburguesas, papas fritas, pizzas) y jugos azucarados no deben ser parte de las colaciones y almuerzos que se llevan al colegio, deben restringirse al máximo y nunca ofrecerlos como premio o incentivo.

Consejos y porciones de alimentos según grupos:

Lácteos: aseguran el aporte de calcio y proteínas necesarios para la formación de los huesos, dientes y promueven un correcto crecimiento. Consumir tres porciones de lácteos descremados al día, evitando después del primer año de vida las leches nocturnas que favorecen obesidad y la aparición de caries dentales.

Frutas y verduras: aportan vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Son bajas en calorías y ayudan a prevenir la obesidad, cáncer y estreñimiento. Comer como mínimo dos platos de verduras en ensaladas, guisos y cremas y tres porciones de fruta de diferentes colores al día.

Pescado: Contiene ácidos grasos omega 3 que favorecen el desarrollo intelectual y previene enfermedades cardiovasculares. Se recomienda consumir dos veces a la semana pescado fresco, congelado o enlatado (al agua) en diferentes preparaciones, evitando embutidos (vienesas, hamburguesas, Nuggets, paté) por su alto contenido de sodio y grasas saturadas.

Legumbres: excelente valor nutritivo y alto contenido de fibra. Aumentar el consumo de leguminosas (porotos, lentejas, garbanzos, arvejas, habas) a un plato guisado o como ensalada dos veces a la semana.

Agua: incentivar el consumo de agua para hidratar y limpiar el cuerpo de los niños, por sobre el consumo de bebidas gaseosas, jugos en polvo o envasados, por su alto contenido de calorías y químicos que favorecen el sobrepeso, la obesidad, caries dentales y otras enfermedades, como el cáncer. Mínimo de 6 a 8 vasos diarios (entre comidas).