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Dr. Marko Gjuranovic y la cirugía de adecuación corporal: “Estoy muy convencido de lo que hago”

En 2017, impulsado por la curiosidad, el Dr. Marko Gjuranovic, médico cirujano especialista en Urología se sumergió en el mundo de la cirugía de adecuación corporal en personas con incongruencia entre sexo físico e identidad de género. Esta intervención tiene como objetivo principal ajustar los genitales de una persona trans para que estén en concordancia con su identidad de género. Desde entonces, se ha convertido en parte del reducido grupo de médicos que realizan este procedimiento.

La cirugía de readecuación genital es un procedimiento quirúrgico que se realiza en nuestro país desde mediados de los años 70. Uno de sus pioneros fue el Dr. Guillermo Mc Millan, quien enseñó a un grupo de médicos -incluyendo al Dr. Gjuranovic- la técnica para llevar a cabo genitoplastias feminizantes y masculinizantes. Es importante entender que esta cirugía reacondiciona los órganos genitales para que estén en concordancia con la identidad de género del paciente. Por lo tanto, no se trata de un procedimiento de reasignación de sexo.

“Desde el punto de vista práctico, es fundamental comprender que el género está arraigado en el cerebro; es una sensación interna de identidad. Esta percepción puede o no estar alineada con los genitales con los que se nace”, explica el Dr. Gjuranovic. “Esta discrepancia puede llevar a situaciones de angustia, confusión e incluso a pensamientos suicidas si no se aborda adecuadamente. Sin embargo, cuando las personas trans reciben apoyo y comprensión por parte de círculos de apoyo, profesionales de la salud mental y organizaciones no gubernamentales, pueden comenzar un proceso de transición hacia su género sentido”.

“Este proceso implica un enfoque multidisciplinario, que puede incluir la asistencia de pediatras, psiquiatras, endocrinólogos y, en etapas posteriores, urólogos especializados en la adecuación genital. Al final de este proceso, cuando la persona define que efectivamente quiere transformar su cuerpo al género que realmente tiene, los urólogos que nos dedicamos a esto podemos ayudarlos adecuando sus genitales que no son concordantes”, detalló.

En la siguiente entrevista, el urólogo explica en qué consiste la operación, da a conocer sus motivaciones y reflexiona sobre su desarrollo profesional en este tipo de intervenciones.

¿Cómo se realizan estas cirugías?

En la genitoplastia feminizante, que suele ser más accesible debido a la capacidad de transformación de las estructuras físicas, se realiza una cirugía compleja que dura aproximadamente 4 horas para lograr una transformación integral. Durante este procedimiento, se modifican los genitales existentes, teniendo en cuenta que, desde una perspectiva embriológica, todos comenzamos con estructuras genitales femeninas que luego se desarrollan hacia la masculinidad. Por lo tanto, en esta cirugía, se ajustan y transforman las estructuras masculinas en femeninas, extrayendo y redimensionando los tejidos según sea necesario para lograr el resultado deseado.

En la cirugía masculinizante, el proceso es un poco más complejo ya que implica transformar las estructuras genitales femeninas en masculinas. Se pueden emplear dos enfoques: la metoidioplastia, que utiliza los tejidos propios para elongar el clítoris y crear un pene funcional más pequeño, o la faloplastia, que implica la construcción de un pene utilizando tejidos de otras áreas del cuerpo. Ambas opciones tienen como objetivo lograr la mejor calidad posible de genitales masculinos, con la capacidad de orinar de pie y sensibilidad, adaptando las estructuras femeninas existentes.

¿Cuándo se da cuenta que quiere dedicarse a la cirugía trans?

En Chile existe un pionero en la readecuación genital que comenzó en el año 1972 y es reconocido a nivel mundial: el Dr. Guillermo Mc Millan. Cuando empecé mi formación en urología, siempre me intrigó este campo, ya que en la universidad donde cursé mis estudios no se abordaba este tipo de cirugía y siempre tuve la curiosidad de conocer el desarrollo técnico de estas operaciones, Sin embargo, todo cambió cuando el Dr. Mc Millan decidió impartir un curso de genitoplastia. Gracias a él, adquirí todo el conocimiento que poseo en esta área.

Durante mi formación médica, desconocía por completo la existencia de la cirugía de readecuación genital y la comunidad transgénero. Sin embargo, a medida que fui conociendo la problemática de las personas que luchan con su identidad de género, encontré fascinante la posibilidad de cambiarles la vida a través de la cirugía. Muchos de estos individuos han enfrentado intentos de suicidio y rechazo social debido a la falta de aceptación. Hoy, la sociedad ha avanzado en aceptar y apoyar a estos pacientes, y yo me siento parte de este cambio. Estoy muy convencido de lo que hago.

¿Le ha traído críticas realizar este tipo de procedimientos?

La mayoría de las críticas fueron dirigidas al Dr. Mc Millan, quien pavimentó el camino para nosotros al desarrollar esta cirugía en una época en la que no era socialmente aceptada y existían numerosos prejuicios y desconocimiento sobre el procedimiento. Nosotros ingresamos en este campo en 2017, en un momento en que la mentalidad del mundo ya había cambiado.

A pesar de todo, lo más importante es el impacto positivo que estas cirugías tienen en las personas que sufren debido a su condición. Ver cómo cambia la vida de un paciente, así como la de su familia o círculo de apoyo, es una experiencia que nos motiva como médicos. Desde un punto de vista práctico, lo que puedan pensar los detractores de esta cirugía no es relevante para mí.

¿Cuál es la satisfacción de realizar este tipo de cirugías?

Mucha. La verdad es que la relación que uno logra con estos pacientes es de mucho agradecimiento. A menudo me preguntan: "¿No temes que alguien se arrepienta?" No, no tengo miedo. Los urólogos que llevamos a cabo este tipo de cirugías somos la última instancia en un largo proceso de transición. Los pacientes que se someten a este procedimiento están profundamente convencidos de su decisión. La relación que se forma es muy poderosa. Hasta el día de hoy, mantengo contacto telefónico o por correo electrónico, o incluso me encuentro en la calle, con algunos pacientes. Esto me llena de felicidad porque siento que hemos compartido un proceso significativo en sus vidas. Como médico, participar en el desarrollo de la felicidad de las personas es la mejor recompensa que puede obtenerse en nuestra profesión.

¿Cree que es una problemática que está resuelta?

Afortunadamente, socialmente estamos avanzando hacia una resolución progresiva de estas problemáticas. Aunque aún existen detractores, hemos logrado avances significativos. Por ejemplo, la parte administrativa relacionada con el cambio de género en los registros civiles es ahora mucho más accesible. Antes, era un desafío, con pacientes que estaban operados, pero seguían enfrentando dificultades administrativas con sus nombres. Esto complicaba su integración social y laboral. Ahora, aunque hay avances, aún necesitamos más programas de apoyo, acceso a hormonas, psicólogos, endocrinólogos y una mejor codificación de las cirugías de readecuación genital. Estamos en proceso, avanzando gracias al esfuerzo de muchos grupos comprometidos con mejorar estas condiciones y proteger estos procedimientos.

¿Hay alguna experiencia que lo haya marcado?

Todos los pacientes han dejado una marca en mí y me han ayudado a estar convencido de que lo que estoy haciendo está bien, pero uno de mis primeros pacientes, operada íntegramente por mí, siempre venía acompañada de una señora mayor. Era una persona mayor, tranquila, que siempre estaba sentada en silencio. La paciente, era una persona muy tímida y reservada, y finalmente se sometió a la cirugía. Pasado el período perioperatorio, alrededor de un mes o dos después, recuerdo haberla examinado y preguntarle: "¿Cómo estás? ¿Te gusta cómo quedaste?" Ella respondió con mucho entusiasmo: "Sí, estoy muy feliz, contenta con cómo estoy y de cómo quedé". En ese momento me di cuenta de que cambió completamente su percepción. La seguridad en sí misma era enorme, porque antes estaba ocultando algo que no quería tener, así que había una sensación de culpa inherente a su situación física. Cuando esa carga se elimina, la seguridad en la persona es notable.

Recuerdo haber conversado con ella y me di la vuelta para preguntarle a la señora mayor cómo se sentía. Nunca había hablado con ella, pues siempre estaba en silencio, y me dijo: "Pucha, doctor, ¿cómo quiere que esté? Si ella se sacó una mochila de encima, hoy día está feliz con la vida". Efectivamente, cuando realizamos esta cirugía, culmina el proceso del nacimiento de una nueva persona. La persona que tenía este problema con los genitales ha muerto y ha nacido este nuevo ser, pleno, íntegro y feliz.

Por: Rayén Sepúlveda

Edición general: Fernanda Farfán

Diseño web: Inti Maldonado

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