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Uveítis: “Es una enfermedad poco frecuente, pero con un gran potencial invalidante”

Las uveítis son un conjunto de enfermedades que se caracterizan por la inflamación de los contenidos intraoculares. Su nombre se debe al pigmento que nos da el color de ojos y al contenido, que es el humor vítreo, que es parecido a la pulpa de una uva.

En entrevista con el Dr. Enzo Castiglione, oftalmólogo de nuestro Hospital, se detalló a fondo de qué se tratan estas enfermedades: “El sistema inmune es el encargado de generar inflamación y habitualmente de inflamar tejidos para eliminar gérmenes, o sea, elimina infecciones y ocasionalmente hay infecciones que llegan por la sangre al tejido ocular y el sistema inmune entra al ojo para eliminar estos gérmenes, lo cual ocurre con los virus herpes, con la tuberculosis, con la toxoplasmosis y un número de causas infecciosas”.

“Sin embargo, las infecciones no son responsables de más allá del 20 a 25% de las uveítis en Chile. La gran mayoría de los casos que nosotros vemos son generados por errores del sistema inmune que entra al ojo a eliminar un enemigo inexistente, a veces el enemigo es el mismo ojo que el sistema inmune quiere eliminar y a veces el ojo es el campo de batalla o víctima inocente de un daño colateral”.

“Las uveítis son enfermedades poco frecuentes y además las agrupamos, porque las causas son múltiples. En países de ingreso medio como el nuestro, se estima que probablemente el 70% de las consultas en oftalmología sean por necesidad de lentes y lo que resta tiene distintas enfermedades mucho más frecuentes como cataratas, glaucoma, estrabismo. Las uveítis son una fracción pequeña de aquellas enfermedades, pero con un gran potencial invalidante, porque atacan los tejidos más frágiles del intraocular”.

Diagnóstico

“El diagnóstico es difícil, porque no todo el mundo se deja sacar un pedazo de ojo para hacer el diagnóstico de una enfermedad benigna, dicho de alguna manera. Se puede mirar el ojo que es transparente, uno dilata la pupila y se puede mirar el interior, pero a veces las infecciones son intracelulares, y por lo tanto, solamente se puede acceder al diagnóstico a través de métodos indirectos, y por supuesto, una misma enfermedad puede tener manifestaciones muy distintas”.

“Cuando se inflama la pared ocular es grave para el ojo, pero no tan grave para el ser humano como cuando lo inflamado es el tejido intraocular, lo que llamamos los contenidos orbitarios, vale decir esa parte blanda que amortigua el ojo y ocupa el espacio entre el ojo y la pared ósea, hay un riesgo de mortalidad, de que haya un cáncer hematológico detrás llamado linfoma”.

Tratamiento

“Cuando la uveítis es infecciosa se tiene que encontrar el germen puntual. Hacer el máximo esfuerzo para darle el tratamiento antiinfeccioso específico. Por ejemplo, si tienes una retinitis por herpes, se administra aciclovir y eso ayudará a controlar la infección. La toxoplasmosis se trata como una mezcla de sulfa y pirimetamina durante algunas semanas. Pero cuando la uveítis es por un error inmunológico, algo inflamatorio o autoinmune, el tratamiento consiste en dar corticoides en forma sistémica, vale decir prednisona oral a tomar con todos sus efectos secundarios indeseables, o corticoide endovenoso en pacientes que se hospitalizan, y luego el corticoide va siendo reemplazado por agentes inmunosupresores que son más seguros para el tratamiento a largo plazo”.

“Los pacientes que pasan por el tratamiento con corticoides ganan peso, se les desarregla el metabolismo, sube la glicemia, tienen gastritis erosivas, temblores, hipertensión arterial, insomnio; son una cantidad de efectos secundarios adversos que es un precio alto a pagar para defender su visión. Siempre los pacientes que toman altas dosis de corticoides están en riesgo de infecciones oportunistas, por eso los cambiamos a los inmunosupresores modernos que son antirreumáticos, y en otras ocasiones, son los mismos medicamentos que utilizamos para prevenir el rechazo de órgano trasplantado, porque algunos de los mecanismos de la enfermedad se parecen mucho a una situación en que tú rechaces tus propios ojos. En casos excepcionales, más agresivos o en patologías puntuales, utilizamos lo más moderno que son los medicamentos biológicos, que son anticuerpos que se te inyectan en el organismo y que neutralizan mediadores y proteínas inflamatorias específicas de manera muy selectiva”.

“Las uveítis más frecuentes son del tipo anterior aguda, que es un cuadro unilateral muy intenso y muy sintomático, pero que se cura en 8 a 12 semanas, y si se maneja bien, el paciente queda libre de toda secuela. Por otro lado, las uveítis crónicas son un poco más difíciles de sobrellevar, porque algunas van a necesitar tratamiento de por vida, algunas después de varios años permiten reducir gradualmente las dosis y eventualmente llegar a cero tratamiento sin que se reactiven y eso es un muy buen escenario”.

“Una de las cosas que yo valoro es que se hayan formado agrupaciones de pacientes, dentro de ellas una agrupación que nos ha apoyado y acompañado hace años, que es la Fundación Síndrome de Vogt Koyanagi Harada y Uveítis Chile, la que protegió y agrupó a pacientes con una enfermedad autoinmune muy particular que necesita un tratamiento muy agresivo, donde los pacientes con alta frecuencia abandonaban tratamientos y ellos se han constituido en un grupo de apoyo para tratar de mantener y animarse unos a otros en hacer el camino con los corticoides en alta dosis el primer año, para luego entrar a esta fase de mantención con medicamentos que son más fáciles de sobrellevar”.

“Entonces, se puede dar apoyo psicológico y/o psiquiátrico, a veces se hace indispensable, porque es alguien enfermo con angustia de que se puede quedar ciego, que además producto de los corticoides está durmiendo mal, agregar el costo económico de esa terapia y además es una enfermedad poco frecuente y que a veces el oftalmólogo general no conoce a cabalidad, porque no se ha topado con muchos casos en su vida, eso genera mucha ansiedad”.

Recomendaciones para los pacientes

“Es necesario que el paciente adhiera a terapia, que luche para poder hacer su terapia llevadera, cuando tenga la tentación de abandonar el tratamiento, que se acerque a su médico y busque apoyo. Debe comentarle sus temores, por ejemplo, que no quiere seguir tomando cierto medicamento porque le duele el estómago, entonces le vamos a dar algo para proteger su mucosa gástrica. Nosotros lo vamos a ayudar para que llegue a buen puerto. Con una buena motivación, puede salir adelante”.

Por: Matías Bustos

Edición general: Fernanda Farfán

Diseño web: Inti Maldonado