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Dra. Marlene Vogel: “Somos un eslabón de una cadena y con amor y alegría debemos ejercer nuestra profesión y construir nuestra vida afectiva”

Es médica cirujana especialista en Oftalmología. Es una de las pocas mujeres profesoras titulares de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y la primera de Oftalmología.

Con 16 años de edad obtuvo puntaje nacional en la Prueba de Aptitud Académica e ingresó a estudiar Medicina. “A meses de cursar Medicina, tuve una crisis vocacional. ¿Quién sabe lo que se quiere hacer a esa edad? —reflexiona la Dra. Vogel—. Rendí la prueba de Arte y me matriculé en la Facultad de Arquitectura de la Chile. Fue una experiencia maravillosa donde aprendí de técnicas de luz, color, la importancia de los espacios para el confort y calidad de vida, etc., pero me di cuenta de que mi vocación profesional estaba más bien en el área de la salud y decidí volver a la Facultad de Medicina y me reencanté con el estudio del ser humano en todas sus facetas.”

Se titula de médico cirujano en el año 1990, siendo la mejor egresada de su promoción y obteniendo  la  Beca de Honor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile que consistía en la formación de un académico en Ciencias Básicas y en una especialidad clínica.

“Esta experiencia fue muy interesante, ya que me permitió tener clases de Historia de la Medicina con el Prof. Cruz Coke en el Museo de la Medicina y tuve tutores extraordinarios como la Prof. Mónica Suárez, quienes fueron modelos éticos y profesionales.”

Luego de haber hecho el Programa de Formación, su primer trabajo fue en el Hospital Clínico Universidad de Chile, donde hasta la fecha ejerce como docente de pre y postgrado y lidera varios proyectos de investigación básico-clínicos.

Hoy en día comparte sus horas académicas entre el Hospital Clínico Universidad de Chile y el Hospital Exequiel González Cortés. “Reparto mi tiempo académico entre ambos hospitales porque  abrimos hace 3 años con el apoyo del MINSAL y de la U. de Chile la Unidad Docente Asistencial, ya que no contaba con Oftalmología. Ha sido un tremendo desafío y con el apoyo generoso de todo el equipo de salud, enfermeras, terapeutas tecnólogos y médicos, nos ha permitido formar a internos de las carreras de la salud y brindar programas de postítulos relacionados a la Oftalmología y lo más importante, atender a numerosas familias del sector sur del Área Metropolitana que no tenían acceso a atención oftalmológica”.

La Dra. Vogel es muy cercana a sus pacientes, poniéndose en el lugar de lo que les pasa y tratándolos desde pequeños. “Me gusta conocer a mi paciente: lo ves crecer, ves a la familia y actúas un poco como médico de familia y no solamente, como oftalmólogo. A mí me gusta mucho la Medicina Interna y he tratado de mantenerla viva, por lo tanto, quiero dar una atención integral, tomarme todo el tiempo que quiera con el paciente. Así he elegido ejercer mi profesión tanto en los hospitales como en mi consulta y así lo aprendí de mis maestros, Prof. Armas, Prof. Parrochia, sólo por mencionar algunos.

Ha tenido varios cargos importantes como profesional. Uno de esos fue ser Directora Científica de la Sociedad Chilena de Oftalmología, “creo que he sido la única mujer que ha tenido ese cargo desde la fundación de la Sociedad y también, la primera mujer directora del Departamento de Oftalmología de la Universidad de Chile”, relata. “Ambos cargos representan un honor, ya que eres elegido por tus pares para ejercerlos y representan un gran desafío personal. En ambos tuve que profesionalizar los procesos educativos tradicionales, para lo cual realicé un Diplomado en Educación en DECSA, quien me dio herramientas para poder innovar y enfrentar los grandes desafíos en educación”.

¿Por qué eligió Oftalmología?

Inicialmente la Dra. Vogel quiso ser ginecoobstetra, “me encantaba la posibilidad de atender a la madre y al niño por nacer, el desafío de una nueva vida…” Cuando cursaba su última semana de estudios, conoció a quien sería su marido y quien estaba finalizando su formación como traumatólogo. Para ella, tener una familia era tan importante como tener una profesión, “decidimos que uno de los dos tenía que optar por una especialidad que no tuviera que hacer turnos. Entonces si mi marido ya era traumatólogo, yo debía elegir una especialidad que nos permitiera construir una familia. Decidí Oftalmología porque es una especialidad médico-quirúrgica, atiende adultos y niños, y la cirugía es delicada y muy tecnológica. Siempre he tenido interés y facilidad para incorporar las tecnologías digitales.”

“Luego en el curso de mi formación en Oftalmología, aprendí a valorar la importancia de la buena visión para las personas y el aporte que uno podía hacer para mejorar su calidad de vida, incluso con la sola prescripción de un anteojo. El tratamiento de pacientes adultos y niños con discapacidad visual ha sido una de las tareas más desafiantes y junto a la Fundación del HCUCH pudimos abrir la primera Unidad Docente Asistencial para pacientes con baja visión.”

Durante el año participa de varias actividades de beneficencia para pacientes rurales de escasos recursos: “Podemos hacer tanto por una persona con tan pequeños gestos”.

“La sólida formación en Ciencias Básicas que obtuve durante mi beca, me permitió enlazar equipos de investigación básico-clínica y desarrollar líneas de investigación que finalmente favorecen a nuestros pacientes.”

Desde los inicios ha trabajado en Oftalmología Pediátrica, subespecialidad que estaba poco desarrollada en el Hospital de la Universidad de Chile en esos años,  “el Prof. Dr. Juan Verdaguer, mi tutor en Oftalmología, me autorizó para ir a formarme al Centro de Estrabismo en el Hospital San Juan de Dios y al Hospital Roberto del Río. Así pudimos iniciar en el HCUCH las primeras atenciones pediátricas.”

Experiencia  fuera de Chile

La doctora Vogel hizo una estadía en Oftalmología Pediátrica y Estrabismo en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, reconocido a nivel mundial por su excelencia. “En Chile mi formación como oftalmóloga infantil estaba dando sus primeros pasos, pero no había un programa formal. Entonces tuve la suerte de ir a un lugar donde me enseñaron mujeres muy inspiradoras que también eran súper competentes. Desde entonces he participado de muchos programas formativos, capacitaciones, etc. Y hemos creado la Estadía de Capacitación en Estrabismo en Adultos y Niños y de Oftalmología Pediátrica y Óculo-genética de la U. de Chile, lo que ha permitido a muchos colegas capacitarse en Chile en la subespecialidad. Aprendo cada día de nuestros queridos alumnos y los veo convertirse en excelentes profesionales y personas.”

Fue presidenta del Centro Chileno de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo y de la Sociedad Latinoamericana de la disciplina. Ha dictado innumerables conferencias y dirigido numerosos cursos.  Regresó  hace unas semanas del Congreso Panamericano de Oftalmología en México donde dictó siete conferencias, “me permite conocer realidades de otros países, aprender, compartir experiencias de nuestros pares panamericanos”.

Desarrollo personal

“Durante mi formación universitaria siempre tuve la influencia de  profesores muy inspiradores, con mucha conciencia social, espíritu de servicio, de excelencia profesional y generosos para acompañar en el aprendizaje. Me permito nombrar a Mónica Suárez, Juan Verdaguer, Héctor Peñaloza,  Nelson Vargas, María Eugenia Pinto, Pedro Bravo, entre muchos otros, personas que al mismo tiempo que exigían excelencia en la disciplina, eran cultos, deportistas, estimulaban el autocuidado,  la formación de familia y su integración a la vida profesional.”

Para la doctora Vogel su familia ha sido un pilar fundamental para llevar a cabo su profesión. Según la académica, una mujer para ser exitosa profesionalmente y tener una vida plena, debe trabajar arduamente para desarrollar y lograr el equilibrio entre la vida emocional, familiar y profesional. “Creo que es muy relevante para nosotras cultivar las redes familiares, los amigos, parcticar hobbies y sostenerlos a lo largo del tiempo. Es un esfuerzo, pero hay que hacerlo”, fundamenta. “Mi marido dice que para poder acompañar a una mujer exitosa profesionalmente, el gran desafío del hombre es saber cuándo debe ser ‘caballero de reluciente armadura’ y cuándo debe ser escudero. Con casi 30 años de matrimonio, le encuentro mucha razón. Soy una agradecida de mi familia, mi esposo y mis hijos que siempre se han sentido parte de mi actividad y me han apoyado en  cada momento. Me siento muy orgullosa de mis alumnos, muchos hoy compañeros de trabajo, y espero haber estado a la altura de mis maestros o al menos hacer el esfuerzo para trasmitirles el entusiasmo y alegría para ejercer una carrera tan satisfactoria y compartir el conocimiento en beneficio de nuestros pacientes”.