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Síndrome alergia oral – Síndrome polen alimentos

El síndrome polen-alimentos, también conocido como síndrome de alergia oral, es un tipo de alergia alimentaria altamente prevalente en niños y adultos sensibilizados a pólenes.

El síntoma más frecuente es el prurito orofaríngeo (picazón de labios, boca, lengua, garganta) que aparece 5-10 minutos después de la ingesta de algunos alimentos como frutas, vegetales y frutos secos en su forma cruda. Frecuentemente resuelve dentro de los 30 minutos posteriores, sin mediar tratamiento específico. Los pacientes pueden tolerar estos mismos alimentos en sus formas cocidas o procesadas.

Este síndrome ocurre en pacientes con rinitis alérgica por sensibilización primaria a un alérgeno inhalatorio (polen) que tiene reactividad cruzada con un alimento, por similitud de proteínas con un alimento vegetal. Muchos de estos alérgenos son susceptibles a la degradación por digestión, calor o procesamiento, y esta es la causa de que la mayor parte de los síntomas se presenten con los alimentos crudos y se limiten a la cavidad oral.

Existen varias asociaciones, por ejemplo:


- Polen de abedul con frutas rosáceas (manzana, pera, durazno, damasco, ciruela, cereza), frutos secos (almendras, avellanas, nueces) y umbelíferas (apio, zanahoria).

- Polen de ambrosía con melón, sandía, plátano, zapallo italiano, pepino, manzanilla.

- Polen de artemisa con apio, zanahoria, perejil.

- Látex con plátano, palta, papaya, papa, tomate, kiwi, castaña.

Las distintas familias de proteínas vegetales asociadas a este cuadro son conocidas como panalergenos, y, debido a sus propiedades estructurales, las reacciones que causan pueden ser más o menos severas.

Generalmente, el síndrome polen-alimentos es considerado una patología de bajo riesgo, pero hasta un 10% de los pacientes tiene síntomas sistémicos, como picazón en la piel, ronchas, congestión nasal, coriza, disfonía, dificultad para tragar, dificultad respiratoria, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, entre otros. Los estudios más recientes muestran que la incidencia de anafilaxia por alimentos vegetales ha ido en aumento, y hasta un 1.7% de los pacientes cursa con shock anafiláctico.

Existen algunos factores asociados que pueden aumentar la severidad de los síntomas, como la exposición a altas cargas de proteínas vegetales (consumo de jugos concentrados de vegetales frescos o frutos secos), el consumo concomitante de algunos medicamentos como antiinflamatorios o antiácidos, el ejercicio, la menstruación, cursar con alguna infección, entre otros.

No es normal que pique la boca al comer tomate, piña, durazno u otros alimentos.

Es importante que, frente a la sospecha, el paciente sea evaluado por un especialista en inmunología, para identificar potenciales reactividades cruzadas y establecer el riesgo de las reacciones.

El manejo inicial incluye la evitación de los alimentos sospechosos y orientación nutricional.