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¿Cómo debo actuar ante un accidente cerebrovascular?

En 2006 la Organización Mundial de la Salud declara el accidente cerebrovascular como una emergencia pública, siendo el 29 de octubre la oportunidad de hacer conciencia en todos los países del mundo sobre la importancia de esta patología por la discapacidad y muerte que trae consigo.

El accidente cerebrovascular (ACV) es catalogado como una emergencia médica. Cada segundo es crucial para evitar un déficit neurológico invalidante o la muerte de la persona que lo sufre. Un ACV ocurre cuando se interrumpe o se reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes, por lo que las células cerebrales comienzan a morir en minutos. El sentido de este día es enseñar a la población a cómo diagnosticar, prevenir y tratar en forma oportuna.

Existen dos tipos de ACV: el isquémico y el hemorrágico. El primero es el más común, afectando a un 80% de la población. Ocurre cuando los vasos sanguíneos del cerebro se estrechan o se bloquean, lo que causa una importante reducción del flujo sanguíneo. Los vasos sanguíneos son bloqueados debido a la acumulación de grasa o coágulos sanguíneos, los que se desplazan por la sangre —con más frecuencia desde el corazón— y se alojan en los vasos sanguíneos del cerebro.

Por su parte el ACV hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe. Las hemorragias cerebrales pueden ser el resultado de muchas afecciones que afectan a los vasos sanguíneos, como la presión arterial alta, el sobretratamiento de anticoagulantes, los traumatismos, entre otros.

Salvar minutos, significa salvar vidas

Una de cada cuatro personas está en riesgo de sufrir un ACV; de ahí nace la necesidad de enseñar a la comunidad cómo reconocer a una persona con ACV. En Chile constituye entre la primera o segunda causa de muerte, llegando a una incidencia de treinta y nueve casos al año, de los cuales 80% corresponde al primer ACV. A los seis meses, veinte mil personas llegan a ser independientes, diez mil quedan dependientes y nueve mil trescientas fallecen.

La calidad de vida de las personas a los seis meses de sufrir un ACV

El 60% de las personas que han padecido un ACV indican que su calidad global de vida es aceptable. Un 57% de ellas refiere tener problemas de motilidad. Un 41% de la población afectada requiere de autocuidado. El 57% indica tener problemas en las actividades de la vida diaria; un 68% mencionó tener dolor, mientras que un 54% tiene depresión o ansiedad. Los pacientes que sufren ACV son aún jóvenes, con una edad promedio de 69 años; de ellos 49% corresponde a mujeres y 14% a menores de 55 años.

Factores de riesgo población mundial

Los principales factores de riesgo que aumentan en la población chilena son la hipertensión arterial, el índice de masa corporal elevado, la glicemia en ayunas elevada, las dietas poco saludables, el colesterol LDL elevado, el tabaquismo y la contaminación del aire. En el resto del mundo los factores de riesgo corresponden a que 76% de ellos son hipertensos, 33% refieren ser diabéticos, 20% tiene el colesterol elevado y un 15% tiene alguna cardiopatía.

Lo fundamental es saber que el ACV tiene tratamiento, si llega antes de las cuatro horas del inicio. Se dispone de fármacos que se inyectan a la vena y que disuelven el coágulo, los trombolíticos. Gracias a ellos más del 70% de las personas queda sin secuelas o secuelas mínimas, como independientes en las actividades de la vida diaria. Para ello es importante reconocer cuándo va a suceder un ACV. Eso se logra con tres signos (escala de Cincinnati): si levanta el brazo y se cae, si no puede hablar y si presenta desviacion de la comisura bucal.

En el Hospital Clínico cuenta con un equipo de neurorradiólogos y neurocirujanos que pueden introducir un dispositivo para destapar una arteria hasta seis horas después de ocurrido el ACV. También posee Unidad de Cuidados Intensivos y Unidad de Tratamiento del Ataque Cerebral, donde se tratan los elementos que constribuyen a un buena evolucion del ACV.

La tarea más importante es prevenir, tratando en forma adecuada la hipertensión arterial, las patologías cardiacas, la diabetes, el colesterol elevado, la obesidad y el sedentarismo.