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¿Por qué ocurren las crisis epilépticas? ¿Cómo ayudar a las personas que las padecen?

La epilepsia es una alteración que afecta al sistema nervioso central, específicamente a la corteza cerebral, y puede afectar tanto a hombres como a mujeres de todas las edades. 

Su prevalencia mundial corresponde aproximadamente al 1% de la población, es decir, afecta a cerca de 50 millones de personas y en América Latina y El Caribe suman 5 millones. Según datos de Minsal 2014, en Chile la prevalencia es de 17 a 10.8 por 1.000 habitantes y su incidencia anual, es decir, el número de casos nuevos, es de 114 por 100.000 habitantes.

La epilepsia se define por una o más crisis epilépticas, las que son descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales y que pueden producirse en diferentes partes de este órgano. El Dr. Gabriel Abudinén, neurólogo y neurofisiólogo de nuestro Hospital Clínico, señala: “Las crisis convulsivas son episodios de movimientos motores que se presentan de forma paroxística, estereotipada y frecuente. En caso de que se repitan en dos o más ocasiones y separados por 24 horas o que presenten algún examen que aumente la probabilidad de riesgo mayor a un 60%, se diagnosticará como epilepsia”. Y agrega: “Estas crisis convulsivas, en caso de la epilepsia, tienden a ocurrir por una predisposición espontánea del cerebro a producirlas, no dependiendo de un estímulo externo para producirlas”.

Debido a que la epilepsia se manifiesta por una actividad anormal en el cerebro, las convulsiones pueden afectar cualquier proceso de nuestro organismo. Además, es importante mencionar que, en la mayoría de los casos, una persona con epilepsia tiende a tener el mismo tipo de convulsión en cada episodio. Por este motivo, el Dr. Abudinén, señala que la sintomatología “va a depender del área cerebral involucrada, pudiendo ser crisis epilépticas motoras y no motoras. Por ejemplo, en crisis generalizadas se presenta pérdida de conciencia súbita y movimientos involuntarios de las cuatro extremidades con o sin mordedura de lengua y relajación de esfínter. En caso de crisis epilépticas focales, la alteración de conciencia puede ser parcial con algunos movimientos automáticos faciales y bucolinguales y en caso de las crisis sin compromiso de conciencia, sólo se expresa con movimientos repetitivos de alguna extremidad”.

Factores de riesgo de la epilepsia

Algunos factores que podrían aumentar el riesgo de padecer epilepsia son los antecedentes familiares, lo que otorga posibilidades de mayor riesgo de padecer un trastorno convulsivo durante su vida. Está enfermedad es más frecuente en niños y adultos mayores. No obstante, la afección puede ocurrir en cualquier momento y a cualquier edad. Y añade: “Existen causas genéticas, generalmente al inicio de la vida, y causas adquiridas, como infecciones o traumas en los adolescentes, y tumores y accidentes cerebro-vasculares en adultos mayores”.

En muchos casos la epilepsia puede verse asociada a golpes o lesiones en la cabeza. De hecho, el neurólogo puntualiza que se puede reducir el riesgo de padecer esta enfermedad con simples cuidados diarios, como usar correctamente el cinturón de seguridad en cualquier transporte, y casco protector para andar en bicicletas, motocicletas o scooter. En definitiva, protegerse en cualquier otra actividad que arriesgue sufrir una lesión en la cabeza.

¿Qué debemos hacer frente a una persona con crisis epiléptica o episodio paroxístico?

Los episodios paroxísticos son aquellos donde existe un incremento en la actividad eléctrica cerebral de forma súbita, llegando a imitar una crisis epiléptica. Por este motivo, el Dr. Abudinén enfatizó que lo primero “es preocuparse del entorno, que no sea peligroso para poder asistir a esa persona. En segundo lugar, no introducir nada en la boca por riesgo a lesiones mayores. Luego, idealmente o dentro de lo posible, poner a la persona de lado (izquierdo o derecho) y empezar a contar el tiempo. La mayoría de las crisis duran 2 minutos y son autolimitadas. Si la crisis dura más de ese tiempo, es imperativo llamar a la ambulancia”. 

Respecto de su tratamiento, el neurólogo recalca: “Para poder disminuir la probabilidad de que una persona diagnosticada con epilepsia presente una crisis convulsiva, el médico tratante indica un medicamento que se llama fármaco antiepiléptico para así poder controlar la prevalencia de la actividad y mantenerla controlada”.

Epilepsia y embarazo

Existen algunos antecedentes neonatales que pudiesen predisponer a un bajo umbral convulsionante, como los problemas en el parto, infecciones del sistema nervioso central o la herencia de la familia. 

En ese contexto, el Dr. Abudinén detalló que, en general, la mujer epiléptica embarazada no aumenta la frecuencia de sus crisis, “sin embargo, la situación de embarazo en muchos casos provoca la autosuspensión del fármaco antiepiléptico por el temor de causar efectos adversos al feto en desarrollo, lo que puede provocar aumento de las crisis, del estatus epiléptico, y secundariamente, arriesgar daño irreversible del neonato. Lo ideal es tener un control estricto con el neurólogo y ginecólogo, y en caso de no control de crisis, un ginecólogo materno-fetal”.

Recomendaciones para quienes padecen epilepsia

El neurólogo señala para un paciente que está compensado y sin crisis por un período de al menos 6 meses: “Lo ideal es retomar una vida lo más cotidiana posible, teniendo, según el tipo de crisis, algunas limitaciones, como evitar deporte aventura sin vigilancia y autorización para manejar vehículos motorizados al menos después de un año libre de crisis. Limitaciones en la ingesta alcohólica sólo en aquellos pacientes cuyas crisis son precipitadas por la ingesta excesiva, o bien, suspensión del consumo. Idealmente se recomienda el consumo social controlado y sin llegar a la ebriedad”.

Y respecto al sueño, agregó estas recomendaciones: “Idealmente dormir las horas mínimas correspondientes a la edad y en caso de presentar crisis precipitadas por falta de sueño, evitar trasnochar y si no es posible, tratar de recuperar el sueño a través de siestas diurnas de no más allá de una hora”, cerró.

Actualmente nuestro sistema de salud a través de GES cubre los exámenes y tratamiento de la epilepsia no refractaria (la que se caracteriza por tener buena respuesta al tratamiento) en menores de 15 años (Problema de Salud N°22) y en personas mayores de 15 años (Problema de Salud N°60), ambas cubiertas luego de la confirmación diagnóstica realizada por un profesional médico.