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Estudio preliminar sobre la resistencia del virus de VIH a medicamentos es publicado en revista Diagnostic Microbiology and Infectious Disease

El doctor Pablo Ferrer, bioquímico y jefe del Laboratorio de Medicina Molecular del Servicio de Inmunología, Alergias y VIH de nuestro Hospital publicó junto a su equipo el artículo “Informe preliminar de la resistencia   transmitida a los inhibidores de la transferencia de la cadena de la integrasa en pacientes infectados por el VIH sin tratamiento previo”.

A fines del 2021, ONUSIDA y el Ministerio de Salud estimaban que existía un total de 84.000 de personas viviendo con VIH en el país. El Instituto de Salud Pública actualizó hace poco las cifras y confirmó una tasa de 25 casos cada 100 mil personas, indicando que, respecto de 2021, se produjo un aumento del 7% y, de 13% en comparación con 2020. A pesar de que AUGE cubre esta patología desde la sospecha realizada por un médico hasta su seguimiento, la comunidad científica debe enfrentarse a otro desafío fundamental para evitar la propagación del virus, que es la resistencia primaria o transmitida del VIH.

Nos explica el Dr. Ferrer que la resistencia del virus VIH es la capacidad que tiene para replicarse en presencia de las drogas antirretrovirales. Esta propiedad le permite al virus multiplicarse, generando nuevas copias virales. “Este fenómeno de la resistencia se ve favorecido por la baja concentración del medicamento en la sangre, lo que ocurre principalmente por la mala adherencia a la terapia de parte de algunos pacientes, por ejemplo. Esta propiedad del VIH se suma a otras características del virus como son su alta variabilidad genética y su elevada eficiencia, pudiendo producir millones de cuasiespecies virales al día”. Por esto es fundamental un apego estricto al tratamiento antirretroviral por parte de las personas que inician la terapia. 

En el curso clínico de la infección por VIH se pueden distinguir distintos tipos de resistencia: la adquirida, que es la que surge en las personas que ya están bajo el tratamiento antirretroviral y las que luego de un tiempo de tratamiento —por mala adherencia— permiten que el virus adquiera esta propiedad de multiplicarse en presencia de los antirretrovirales. Y la otra resistencia es la que estudia específicamente el equipo del Dr. Ferrer: “Es la resistencia transmitida o también conocida como resistencia primaria, que es la que se detecta en personas que están recién diagnosticadas de VIH y, que a pesar de que no han estado en tratamiento antirretroviral, portan variantes del virus del VIH con mutaciones que le confieren resistencia a uno o más medicamentos de la terapia”. De esta forma, se torna muy importante entonces antes de iniciar el tratamiento evaluar “si el virus que tiene una persona presenta o no mutaciones que le confieran resistencia, ya que, al no estudiarlo, una persona podría empezar el tratamiento con un esquema de drogas para la cual el virus ya tiene resistencia. Es importante descartar, mediante un test de genotipo basal esta resistencia para asegurar la susceptibilidad completa del virus al tratamiento”. 

En Chile por temas de recursos no se hace la prueba de genotipo basal a los pacientes con VIH, que es el examen que debiera hacerse a toda persona que va a empezar con la terapia con el fin de descartar la resistencia transmitida. “Nuestro reporte estudia la resistencia transmitida del virus a los inhibidores de la integrasa, una clase de medicamentos de alto uso en nuestro país. Nuestro hallazgo confirma que la resistencia transmitida a los inhibidores de integrasa es baja, un 8% para los de primera generación, esto es, raltegravir y elvitegravir, que fueron las primeras drogas de este grupo y que llegaron a Chile entre el 2008 y 2012. Y para los inhibidores de segunda generación de esta familia —que son más modernos, más potentes y de barrera genética más alta, como dolutegravir, bictegravir y cabotegravir, y que ya se usan desde hace un tiempo en nuestro país— encontramos que la resistencia transmitida fue inexistente, de 0%. Esto es muy bueno porque justificaría que los inhibidores de la integrasa de segunda generación se puedan prescribir sin un genotipo basal”, indica el Dr. Ferrer. 

Las pruebas de resistencia a los medicamentos han desempeñado un papel clave en la selección y evaluación de regímenes antirretrovirales apropiados para el tratamiento de por vida de los pacientes con VIH. Lo interesante de este estudio es que, a pesar de ser un reporte preliminar con solo 50 pacientes, los resultados coinciden con los trabajos previos realizados en Europa, EEUU y Brasil, así como con los reportes hechos por la OMS al respecto, por lo que son fundamentales. Y enfatiza el bioquímico: “En la medida en que más personas en el mundo tomen terapia, en términos probabilísticos es posible que más resistencia vaya apareciendo, por lo tanto, la resistencia a los antirretrovirales para VIH es un tema que debe estar siendo monitorizado muy acuciosa y continuamente”.  

Le consultamos sobre el desarrollo de esta línea de investigación que desarrolla y Dr. Ferrer menciona: “Con el equipo hemos estado abocados principalmente durante los últimos trece años en dar soporte a la comunidad médica que trabaja en el tema del VIH. Hemos sido pioneros en implementar genotipos de VIH y hemos tenido disponibles para el país distintas técnicas. En el 2010, los test de tropismo viral, que evalúan si un paciente puede o no tomar un inhibidor de entrada, llamado maraviroc. Luego, en el 2012 partimos con reportes de los inhibidores de la integrasa y el 2013 incluimos los de inhibidores de la transcriptasa reversa y proteasa. Hemos recibido muestras de todo Chile, desde Arica a Punta Arenas, incluida la Isla de Pascua, pudiendo poner a disposición de la comunidad médica estas técnicas, con la particularidad de que no han tenido costo para los pacientes, ya que han correspondido a proyectos de investigación o colaboraciones con laboratorios internacionales”. 

El equipo está actualmente trabajando un estudio completo sobre resistencia global del virus VIH para lo cual cuentan con información de más de 5.000 pacientes estudiados entre los años 2012 y 2022. Estos análisis incluyen genotipos obtenidos por secuenciación masiva y ADN proviral de VIH que han sido fundamentales para evaluar pacientes con viremias de bajo nivel. Esperan poder publicar sus resultados próximamente.

El equipo de trabajo está conformado además por el Dr. Alejandro Afani, director del Centro de VIH; Verónica Ramos, bioquímica; las tecnólogas médicas del Laboratorio de Medicina Molecular Magdalena Durán y Daniella Maureira. Esta publicación es producto de la tesis de la Dra. María Ignacia Puente, quien realizó la subespecialidad de Inmunología Clínica que imparte el Servicio de Inmunología, Alergias y VIH. 

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