Según el Prof. Dr. Mauro Parra, jefe de servicio del Departamento de Obstetricia y Ginecología de nuestro Hospital, históricamente el parto vaginal ha sido el método más seguro para dar a luz, ya que no requiere intervención quirúrgica, lo que reduce los riesgos de hemorragias e infecciones. Sin embargo, con los avances médicos y tecnológicos, la cesárea se ha vuelto cada vez más segura y con menos complicaciones.

Este fenómeno ha provocado un aumento exponencial de cesáreas en Chile y en el mundo, con mayor incidencia en el sector privado que en el público. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que los países no superen un 10% o 15% de cesáreas del total de partos atendidos en el año, pero la realidad chilena cuadruplica esta recomendación. "Las cifras de la OMS son poco asequibles. Hoy en día, lo aceptable es un 25%, lo que está 10 puntos por encima de la recomendación, pero en Chile ya estamos cerca del 40%", detalló el Dr. Parra.

Los factores que contribuyen a estas alarmantes cifras son diversos: falta de flexibilidad para tener partos vaginales, largas horas de trabajo, mayor esfuerzo por parte de la paciente y el equipo médico, modalidad PAD (Pago Asociado a Diagnóstico) que permite a las pacientes afiliadas a Fonasa trasladar la atención del parto al sector privado, entre otros. Frente a esto, el Dr. Parra asegura que esta tendencia a las cesáreas es algo que se debe cambiar, aunque sea difícil.

"Existen muchos intereses en torno a este tema, así como cuestiones culturales tanto para la paciente como para el médico. Estos factores a menudo obstaculizan la adopción de ciertas medidas. Por lo tanto, es evidente que se trata de un tema complejo y, obviamente, forma parte de la violencia obstétrica. Este es un tema que requiere información y educación. Muchas veces, la paciente considera que una cesárea es la mejor opción, pero esto se debe a una falta de educación y empoderamiento en relación con su concepción del embarazo. En este sentido, hay una serie de factores que influyen, incluido el poder que ejerce el médico sobre la paciente".

El parto vaginal presenta una serie de beneficios, como un período de recuperación más rápido, una menor pérdida de sangre, una mejor oxigenación general y cerebral para el bebé, una mayor estimulación de los sentidos y un menor riesgo de desarrollar infecciones urinarias. Sin embargo, también tiene sus desventajas, como el riesgo de desgarro en el perineo, un trabajo de parto prolongado, la posibilidad de desarrollar incontinencia urinaria posparto y disfunción sexual, entre otros.

"La modernidad ha transformado radicalmente las intervenciones médicas que, a principios del siglo XX solían ser letales para la mayoría de las mujeres debido a la falta de antisepsia, antibióticos y técnicas rudimentarias. En la actualidad, si se compara con aquella época, las estadísticas muestran que tanto la mujer como el bebé tienen un mayor riesgo en la cesárea en comparación con el parto natural, pero es importante señalar que estos son bastante bajos. Otro aspecto a considerar es el impacto psicológico y el apego. Actualmente, se realizan esfuerzos considerables para fomentar este apego incluso en casos de cesáreas. Por otro lado, se llevan a cabo acciones que a veces pueden parecer extraordinarias, pero es evidente que la experiencia de un parto natural y una cesárea difieren significativamente, ya que el primero es un proceso fisiológico y biológico normal, mientras que el segundo implica una intervención médica", finalizó el jefe de servicio.