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Especial Inmunología y SARS-CoV-2

Virología

Los coronavirus (CoVs) identificados por primera vez en 1937, eran considerados virus inocuos hasta la aparición de tres variantes altamente patógenas, SARS-CoV, MERS-CoV y SARS-CoV-2 causante de la pandemia actual de COVID-19. Hasta el momento se conoce que su origen es zoonótico (animal) siendo probablemente el principal reservorio los murciélagos dado la alta homología de CoVs que habitan en esta especie.

Su transmisibilidad es mucho mayor que la de CoVs previos. Posiblemente en el proceso de selección natural, haya adquirido algunas o todas las mutaciones necesarias para una transmisión mucho más eficiente en nuestra especie. Esta condición se atribuye en específico a características únicas de la proteína Spike de SARS-CoV-2 que le permiten mayor afinidad, por lo tanto, mayor capacidad infectiva al unirse a la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE-2) presente en las células del paciente.

Desde que se inició el brote de COVID-19 a finales de 2019, se han detectado más de 1.500 mutaciones en todo el genoma de SARS-CoV-2, sin embargo las más significativas son las que ocurren cercanas o en la región de unión al receptor (RBD por sus siglas en inglés) que podrían otorgar variaciones entre 4 a 100 veces mayor infectividad, tal es el caso de las nuevas variantes identificadas en Reino Unido, Sudáfrica, Brasil y Japón que obligan a extremar las medidas preventivas y continuar investigaciones que diluciden estrategias para combatir la crisis actual.

Respuesta inmune

Desde el inicio de la pandemia, los esfuerzos por conocer la respuesta que genera la infección por SARS CoV-2 en los individuos, ha sido un objetivo central para el desarrollo de posibles tratamientos. Además de ser fundamental para entender la diversidad de cuadros clínicos que genera.

La respuesta inmune que desencadena la infección por SARS CoV-2 no dista de la respuesta inmune eficiente que se espera montar frente a cualquier agente viral caracterizada por activación de respuesta inmune innata y la producción de Interferon tipo I, TNFα, IL-12 e IL-6 como citoquinas predominantes en una primera fase. Posteriormente en los linfonodos activan linfocitos T CD4, LT CD8 naive y linfocitos B con la producción de IgG específica, todos encargados de la respuesta adaptativa primordial para culminar el proceso de erradicación viral.

Se infiere que lograr una primera fase eficiente de la respuesta inmune, culminaría en el control y erradicación de la infección por SARS CoV-2, en cambio, una segunda fase potente y desmedida generaría progresión hacia un cuadro clínico más grave y de peor pronóstico.

Manifestaciones clínicas

La Enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), así definida por la OMS en febrero 2020 presenta un amplio rango de gravedad, incluyendo desde portación asintomática hasta enfermedad severa con falla respiratoria aguda, coagulación intravascular diseminada (CID), sepsis y falla multiorgánica (FMO). Los síntomas más comunes son fiebre, tos seca y dificultad respiratoria.

Los portadores asintomáticos pueden corresponder a sujetos infectados verdaderamente asintomáticos (que nunca desarrollan síntomas), individuos con síntomas leves o aquellos que al momento de la transmisión son asintomáticos pero que posteriormente desarrollan síntomas.

La manifestación severa más frecuente en COVID 19 es la neumonía, presentando fiebre, tos, disnea e infiltrados bilaterales en el TAC de tórax. El Síndrome de Distres Respiratorio Agudo es la complicación más frecuente en pacientes con enfermedad por COVID severa y la falla respiratoria progresiva es la primera causa de muerte en estos pacientes.

Tratamiento

El principal tratamiento frente a pacientes con COVID-19 grave es mantener un soporte ventilatorio adecuado y monitorizar la posible progresión de la enfermedad. Estrategias terapéuticas como Cánula Nasal de Alto Flujo, posición prona vigil, profilaxis antitrombótica y el uso de dexametasona, han mejorado la probabilidad de no presentar complicaciones y no requerir ventilación mecánica invasiva.

El uso de plasma convaleciente aún está sujeto a investigación y por el momento solo se recomienda en ensayos clínicos. Encontrar antivirales que permitan tratar la infección y mejorar clínicamente a los pacientes, ha llevado a montar estudios con diferentes metodologías, y en la actualidad hay indicaciones específicas y limitadas para su uso de rutina, como en el caso de Remdesivir que ha sido aprobado por la FDA como tratamiento de emergencia en casos graves.

Los tratamientos inmunomoduladores, aún siguen en estudio. Ejemplo de esto es Tocilizumab y Anakinra que han evidenciado resultados prometedores para el manejo de pacientes graves. Cabe destacar que son muchas las terapias que están siendo puestas a prueba y que cada día la información en torno a los resultados obtenidos va cambiando.

Alergia y COVID-19

Las enfermedades atópicas, en especial el asma podría otorgar mayor susceptibilidad a infecciones virales, sin embargo, este tipo de pacientes no se han visto mayormente afectados en la pandemia actual de COVID-19. Este curso favorable podría explicarse por un rol protector tanto de las citoquinas como de las células involucradas en una respuesta inmunológica con perfil alérgico. A pesar del curso favorable observado, es prioritario mantener a los pacientes con sus tratamientos de base para asegurar un buen control de la patología.

En cuanto al proceso de inmunización que se está llevando a cabo en pacientes con antecedentes de reacciones alérgicas en distintos grados, la recomendación del tipo de vacuna y el protocolo para su administración debe ser individualizada de acuerdo con una estratificación de riesgo previo a su administración, tomando en cuenta que hay varias alternativas de vacunas para que todos puedan vacunarse.

Vacunas

Las vacunas son productos biológicos que estimulan el sistema inmune para generar respuestas específicas y memoria inmunológica. Frente a la envergadura del problema suscitado por la pandemia de COVID-19, surge la necesidad imperiosa de encontrar una intervención preventiva efectiva y segura. La carrera por encontrar la vacuna ideal frente a este nuevo coronavirus ha requerido optimizar los tiempos de investigación en torno a este tema. Actualmente se encuentran en desarrollo más de 200 candidatos a vacuna SARS-CoV-2, muchos en evaluación preclínica, y al menos 16 de ellos en fase 3 de ensayos clínicos (ensayos controlados en grupos de personas). En nuestro país ya se encuentran autorizadas para su administración 3 vacunas SARS-CoV-2 que han demostrado seguridad y eficacia en ensayos clínicos.