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ROTURA TENDÓN DE AQUILES

Los tendones forman parte del tejido conectivo del organismo que junto a los tejidos óseo y muscular, forman parte de la estructura básica y fundamental de nuestro sistema locomotor. El de Aquiles es el tendón conjunto de los músculos gemelos y sóleo.

Los tendones no se lesionan de un día para otro, sino que son la consecuencia de lo que se denomina microtrauma repetitivo. Esto significa que la mantención de una exigencia sobre un tendón, que supera su capacidad de adaptación y reparación, va produciendo cambios estructurales en él.

La causa traumática más común es la contracción brusca del tendón (por errores en el entrenamiento) y otra, es el envejecimiento (disminución de la fuerza y flexibilidad de los músculos).

 

SÍNTOMAS

En el momento de la rotura se produce un chasquido audible, con dolor regular que permite a la persona girarse para averiguar la causa de su traumatismo. El paciente no podrá caminar normalmente.

 

AUTOCUIDADO

La rotura del tendón de Aquiles se produce en tejidos degenerados, de mala calidad, con o sin historia de dolores previos en el paciente.

Una tendinitis mal cuidada o mal tratada puede derivar en un corte del tendón.

Esta lesión se puede presentar en todos aquellos deportes que tienen mayor impacto con el suelo, donde están involucrados movimientos repetitivos como correr y saltar, con cambios bruscos de velocidad y dirección.

 

EXÁMENES

Historia clínica del paciente, en la cual se analiza su edad, enfermedades y/o lesiones anteriores, percepción del crujido, intensidad y localización del dolor.

Luego su médico explorará la zona mediante ecografías o una resonancia magnética.

 

TRATAMIENTO

Es necesario operar cuando el tendón de Aquiles deja de funcionar y el paciente está imposibilitado de despegar el talón del suelo, por lo tanto, se altera la marcha normal de la persona. Si la persona practica deportes de impacto, podría estar parada entre 3 y 4 meses como mínimo.

Resulta clave una buena rehabilitación kinésica para no quedar con secuelas y así recuperar la función del pie. Además ayudará a disminuir el dolor postoperatorio, bajará la inflamación local y dará seguridad al paciente, recuperando la marcha y reintegrándolo gradualmente al deporte y a sus labores de la vida diaria.