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GLAUCOMA

El glaucoma es una enfermedad silenciosa que daña el nervio óptico y, de no ser tratada a tiempo, puede causar ceguera. El glaucoma es la segunda causa de ceguera de Chile y la principal de ceguera irreversible en el mundo. Cerca del 2% de la población sobre los cuarenta años la padece y se estima que de ellos, solo la mitad lo sabe, pues cuando es el tipo de glaucoma crónico sus síntomas aparecen una vez que la enfermedad está muy avanzada.

 

¿POR QUÉ SE PRODUCE?

El glaucoma se produce por la disminución de la capacidad de evacuar el líquido intra-ocular o humor acuoso hacia el exterior del globo. Este líquido se produce constantemente y se drena por un pequeño canal que rodea la córnea.

 

Para que la presión sea constante dentro del ojo, debe salir la misma cantidad de humor acuoso que se produce, por unidad de tiempo. Cuando se altera éste mecanismo, la presión ocular aumenta y pasado un tiempo se producen daños irreparables en la visión.

 

El tratamiento consistirá por lo tanto en mejorar la evacuación del humor acuoso y/o en reducir la formación del mismo.

 

SÍNTOMAS

La mayoría de las personas que padecen de glaucoma, no padecen de síntomas hasta que no hayan perdido casi la totalidad de su campo visual y finalmente su visión central. Se habla de visión tubular ya que es como si se mirara a través de un tubo.

 

Como las fibras del nervio óptico son dañadas por el glaucoma, pequeñas manchas de ceguera comienzan a desarrollarse, generalmente en áreas alejadas del centro de la visión, en el campo visual.

 

Otro tipo de glaucoma, el glaucoma agudo de ángulo estrecho, menos frecuente que el crónico, produce gran cantidad de síntomas. Habitualmente éste tipo de glaucoma sobreviene en personas mayores durante la noche o en ambientes oscuros. En este tipo de glaucoma, hay un aumento brusco de la presión intraocular, la cual puede producir alguno de los siguientes síntomas: Visión borrosa, dolor ocular severo, dolor de cabeza, náuseas y vómitos,  dolor abdominal de origen desconocido, halos alrededor de las luces (el cual aparece como un arco iris).

 

Otra forma de la enfermedad es el glaucoma congénito, en que las aberturas de drenaje son anormales desde el nacimiento. El ojo del bebé es más elástico que el de un adulto. En su caso, cuando aumenta la presión del ojo, éste que puede estirarse fácilmente, se agranda (ojo de buey o buftalmia). La córnea puede volverse opaca, el bebé puede presentar sensibilidad a la luz y lagrimear excesivamente. Esta es una afección rara, pero estos síntomas, o la sospecha de trastornos oculares en un bebé o niño, demandan una visita inmediata a un oftalmólogo.

 

En otros casos ciertas lesiones, traumatismos, uso de algunos fármacos, la presencia de hemorragias dentro del globo, tumores, inflamaciones, daño secundario a la diabetes o a la trombosis de la retina, pueden bloquear los canales de drenaje de humor acuoso, causando un glaucoma secundario. En general dichos glaucomas son muy dolorosos en alguna etapa de su evolución.

 

AUTOCUIDADOS

Si usted tiene más de 40 años, tiene antecedentes familiares de glaucoma, es diabético, hipertenso o padece miopía, se debe realizar el examen para descartarlo.

 

EXÁMENES

La detección es rápida e indolora. Se coloca anestesia local en el ojo, luego se toma la presión ocular mediante un aparato llamado tonómetro y se analiza el fondo del ojo. Esto permite detectar si la presión esta en rangos normales. Si existe sospecha de daño en el nervio óptico, se realiza una prueba de campo visual o exámenes más específicos como la tomografía del nervio óptico o paquimetría, que mide el grosor de la córnea.