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Las dietas prolongadas puede provocar desnutrición

Una mala alimentación fruto de una dieta de emergencia puede hacerle al cuerpo más daños que esos kilos de más y los medicamentos que hoy se comercializan en farmacias y que prometen reducir naturalmente el exceso de peso no son una fórmula mágica.

Dietas existen miles, quizás tantas como la creencia de una solución definitiva. La dieta de la manzana, zanahoria,  la dieta de choque, de la luna, del repollo, del arroz, de la sopa, la hipocalórica o la antidieta son algunas de las regímenes más utilizados entre los chilenos.

Cientos de millones de personas en el mundo padecen sobrepeso. De ellos, buena parte son obesos. Algo que implica un evidente riesgo para la salud que no parece tenerse en cuenta suficientemente. Porque el sobrepeso y la obesidad suelen conllevar casi siempre exceso de colesterol y alta tasa de triglicéridos con la consecuente mala circulación, obstrucciones en venas y arterias, arteriosclerosis e hipertensión que frecuentemente desembocan en dificultades circulatorias, problemas cardiovasculares y hemorragias cerebrales. Todo ello sin mencionar las consecuencias  de carácter emocional y psíquico que se generan a quien padece este  problema.

Una moda peligrosa

Las dietas rápidas o extremas están de moda, fundamentalmente cuando el verano se acerca y está la necesidad de disminuir esos rollitos sumados durante el invierno. Sin embargo, las personas que exponen su salud a este tipo de regímenes no saben en realidad el efecto que causa en su metabolismo versus el tan ansiado peso ideal.

Generalmente, como indica la Dra. Papaprieto estas malas prácticas alimenticias promueven el dejar de comer ciertos alimentos que tienen el rótulo de engordar y se enfocan en otros de menos calorías. Muchas personas comen lo que no necesitan y después están buscando la manera mágica para perder los kilos ganados, entonces se buscan los métodos para hacerlo sin trabajo y por eso llegan a las dietas extremas.

En estos regímenes límites no se contempla el ejercicio ni menos una alimentación balanceada con todos los requerimientos que nuestro organismo necesita. En el fondo cuando una persona decide someterse a este tratamiento de shock, aunque le ayude a bajar de peso, eso es sólo a corto plazo y por cierto puede provocar diversos problemas de salud. Ejemplo de ello es que un exceso de proteínas se asocia con problemas al riñón, mientras que un déficit de fierro o vitamina B12 a la anemia. También puede provocar una baja importante en las defensas de nuestro cuerpo, estreñimiento y lo más peligroso es que si la dieta es muy prolongada puede incluso provocar una desnutrición aguda.

El tema fundamental de estas “milagrosas” dietas, es que si bien se pierden unos kilos, estos corresponden más bien a agua y masa muscular y no a grasa como debiera ser. 

Además, bajo un ritmo de alimentación restringido de esa manera, eliminando cientos de productos que aportan distintas componentes a nuestro organismo nada más alejado de lo que plantea un buen equilibrio nutricional, el cuerpo -al correr de los días- comienza a manifestar ciertos signos de alerta: “dolores de cabeza, insomnio, mal humor, piel seca, estreñimiento, náuseas, etcétera”, advierten los especialistas.

Lo primero que las personas deben saber es que bajar de peso no es una actividad de un día, de una semana o de un fin de semana largo, poco a poco se va acumulando el exceso de peso y lo que las personas esperan que lo que se acumula en 4 o 5 meses lo puedan bajar en 15 días.

Lo más recomendable afirma la Dra. Papaprieto si alguien quiere bajar de peso es lo primero acudir a una evaluación médica. No siempre para 3 o 5 kilos se requieren de fármacos, por lo que es necesario y fundamental ordenar la alimentación diaria, comer lento, aumentar el consumo de frutas y verduras y carnes blancas, dejar el azúcar y los dulces, eliminar las grasas y desde luego decirle adiós a la comida chatarra. Hay que tener muy claro que si se trata de muchos kilos se necesita un tiempo mayor para alcanzar una figura saludable”.

Respecto de los fármacos ampliamente publicitados en esta época, la especialista indica que en el mundo hay sólo dos fármacos con evidencia científica y que cuentan con aprobación internacional para el tratamiento de la obesidad: orlistat y sibutramina. Ambos tienen efectos a largo plazo y necesariamente deben combinarse con cambios en el estilo de vida.

A modo de conclusión, bajar de peso es un proceso largo y progresivo basado en los cambios de hábitos. Se puede bajar de peso sin poner en riesgo la salud y se hace de una manera tal que un individuo con una buena alimentación y mezclado con ejercicios estos componentes vitales vayan sufriendo lo menos posible y se vaya ajustando el organismo a no tener los riesgos involucrados y a la vez se va educando a las personas, para evitar el efecto yo-yo.