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Cómo cuidar la piel cuando se vive con una patología crónica

Existen algunas condiciones especiales de la piel que requieren ser consideradas de forma más cuidadosa ahora que ya comienza la primavera. 

Junto a la Dra. Irene Araya, dermatóloga de nuestro hospital, las repasamos una a una.

 Rosácea: esta enfermedad crónica que afecta principalmente la piel del rostro y la zona ocular es muy frecuente en nuestro país. En general, estos pacientes pueden ver aumentados los signos de la enfermedad por efecto de algunos alimentos y medicamentos, y por la exposición al calor y al sol. Po esto, es de vital importancia la protección solar adecuada. Además, tienden a producir bastante sensibilidad de la piel del rostro, por lo que se debe usar productos de aseo para piel sensible, ya sea leches de limpieza o agua micelar. Por ningún motivo se recomienda exfoliar o usar toallitas desmaquillantes, las que pueden generar irritación de la piel. La humectación también es importante en estos pacientes, pero siempre debe ser con productos para piel sensible.

Dermatitis atópica y dermatitis de contacto alérgica: estos pacientes presentan una sensibilidad extrema de la piel y tienden a reactivar esta condición en primavera por la exposición a alérgenos, provenientes de plantas en floración. Además, se asocian en algunos casos a cuadros de rinitis alérgica y asma, por lo que deben asociar el cuidado de la piel con el uso de antihistamínicos y medicamentos en aerosol. En estos pacientes se debe extremar el cuidado de la piel, usando productos hipoalergénicos en la limpieza y fotoprotección. Así también, la humectación de la piel tiene una función muy importante, ya que se debe restaurar la barrera cutánea que muchas veces se encuentra alterada por la inflamación crónica que presentan debido a su condición y a la alteración en la producción de lípidos y cerámidas que ayudan a conformar esta barrera. Es vital la hidratación al menos una vez al día con fórmulas hipoalergénicas y evitar las duchas prolongadas con agua caliente.

Enfermedades autoinmunes: dentro de este grupo se encuentra el lupus, artritis reumatoide y dermatomiositis, entre otras. Las personas que presentan una enfermedad autoinmune deben extremar las precauciones en este período en que se comienza a incrementar la radiación solar, que llega a la superficie terrestre en nuestras latitudes. Crucial resulta el uso de todas las medidas de protección contra la radiación ultravioleta, incluido el uso de fotoprotectores en zonas necesariamente expuestas. Esta debe ser rigurosa, cada 2 a 3 horas, ya que la exposición al sol puede activar la enfermedad de base.

 Psoriasis: se trata de una enfermedad sistémica que afecta a una población importante de individuos y que se asocia a comorbilidades que pueden limitar la calidad de vida del paciente. En general, los pacientes portadores de psoriasis tienden a mejorar ante exposiciones controladas a luz ultravioleta, pero existe un grupo que durante primavera tiende a presentar un rebrote de sus lesiones. Se cree porque además de su psoriasis, presentan algún grado de alergia de la piel. En estos pacientes la recomendación es humectar en forma activa la piel y evitar el trauma del rascado crónico.

Melasma: es una condición de algunos pacientes que tienden a presentar manchas color café en zonas características de la piel del rostro. Se le atribuyen varias causas, pero no está dilucidado completamente su origen. Tiende a presentarse más en mujeres, en períodos de embarazo, pero puede aparecer en cualquier momento de la vida adulta. En estas pacientes también es fundamental una protección solar extrema desde el comienzo de la primavera, incluso en espacios cerrados, ya que la luz visible que se incrementa en este período puede también activar la aparición de estas manchas. Se recomienda en este período el uso de productos despigmentantes suaves que no irriten la piel, dado que se podrían intensificar las manchas. Algunos procedimientos estéticos también se comienzan a limitar en este período por la misma razón, prefiriendo ser realizados en épocas del año con menor radiación solar.