De acuerdo al Mapa Nutricional JUNAEB la malnutrición por exceso en niños, niñas y adolescentes en nuestro país alcanzó un 53% en 2022 lo que ha aumentado el sobrepeso y la obesidad en la población infantil. Estas cifras, alertan la importancia de elegir los alimentos para una dieta correcta.

Frente a ello, la Dra. María Elena Herrera, pediatra especialista en nutrición clínica de nuestro Hospital Clínico, destacó que un buen desayuno es vital para comenzar el día de buena manera y con la fuerza suficiente para que los niños y niñas enfrenten los desafíos académicos. "Si bien, la comida más importante del día es el almuerzo -porque es el alimento donde está el mayor porcentaje de calorías, alrededor del 35%- no hay que olvidarnos del desayuno, pues es el primer alimento que el niño ingiere. Es muy importante que desayunen bien su leche o su lácteo con un carbohidrato que puede ser medio pan o cereal”.

Las colaciones deben ser un complemento al desayuno y están indicadas cuando pasan más de 4 horas entre una comida. Si son menos horas, no vale la pena dar una colación. “Los niños pueden aguantar hasta cuatro horas sin colación, por lo que no debería ser en cada recreo. Yo siempre recomiendo dos colaciones, una para las mañanas y otra después del almuerzo en el caso de que los niños se queden hasta tarde. Las colaciones no deben ser más allá de un 10% a un 15% de las calorías totales que un niño consume, es decir, que cada colación del día debería tener de 100 hasta 150 calorías. Cabe destacar que la cantidad total de calorías que un niño consume en el día dependen de su edad, sexo y estado nutricional", detalló la Dra. Herrera.

Es importante que los alimentos que se envíen a nuestro hijos/as tengan un buen valor nutricional, pues el consumo excesivo de alimentos con sellos negros, altos en calorías, grasas saturadas, azucares y sodio, favorecen la aparición de diabetes, hipertensión y alza en los niveles de colesterol temprana edad, afectando la salud de preescolares y escolares. “Es vital que los padres tengan una actitud responsable y compren colaciones sin sello negro y se fijen en el etiquetado, para ver cuánta concentración de calorías, grasas saturadas y sal tienen. Si los padres dan el ejemplo los niños van a seguir la misma pauta porque ellos aprenden hábitos familiares".

La alimentación saludable siempre debe estar acompañada por la ingesta abundante de agua, pues su consumo se asocia a disminución del riesgo de obesidad. Esto genera saciedad y permite que los niños estén bien hidratados. “La cantidad de agua que deben beber es variable y depende del peso, pero generalmente es un mililitro por caloría que consume. Por ejemplo, un niño que está con 1500 calorías diarias necesita un litro y medio de agua. Ahora, el agua viene no solamente en su formato líquido, también está presente en algunos alimentos, como la leche o las frutas. Se recomienda también evitar también las bebidas azucaradas con endulzantes artificiales, no que las supriman, pero sí que las controlen".

● Cereales de grano entero (avena, cebada, centeno, trigo, etc.)

● Porción pequeña de frutos secos (almendra, maní, pasas, nuez, dátil, etc.)

● Frutas con bajo aporte de carbohidratos (arándanos, manzana, naranja, fresas, etc.)

● Panes integrales acompañados de jamón de pavo, palta, mermelada sin azúcar u otros.

● Lácteos (leche, yogurt, flan, queso, etc.)