Segundas víctimas del evento adverso: ¿Cómo cuidar a los profesionales de la salud?
La ocurrencia de eventos adversos en la atención en salud ha sido catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema de salud pública, de la cual nuestro país no está ajeno. Los eventos adversos se definen como situaciones inesperadas que están relacionadas con la atención sanitaria recibida por el paciente, que tiene o puede tener consecuencias negativas para el mismo y que no está relacionado con el curso de la enfermedad. El paciente puede o no presentar lesiones, secuelas o resultar con graves daños físicos o psicológicos, incluso con resultados fatales.
Junto con la ocurrencia de un evento adverso se ha descrito la aparición de varias víctimas, la primera corresponde al paciente y su familia. La segunda víctima es el funcionario de salud, que puede desarrollar signos y síntomas físicos y psicológicos al verse envuelto en el evento adverso. Ha sido descrito en todos los funcionarios y funcionarias del área de la salud, siendo el equipo de Enfermería el más prevalente. La duración de estos signos y síntomas es variable, pudiendo llevar al abandono de la profesión e incluso llevar al suicidio.
La tercera víctima es el prestador de salud (hospital/clínica/centro médico, etc.), que puede quedar muy estigmatizado/dañado luego de un evento adverso grave y verse envuelto en reclamos, judicialización, incluso viralización del hecho en redes sociales. Recientemente, se ha descrito una cuarta víctima, quien sería un nuevo paciente, atendido por el funcionario que fue segunda víctima, el cual no ha sido atendido y apoyado debidamente cuando ocurrió el evento adverso, lo que puede llevar que en su estado psicológico post evento, pueda cometer más errores principalmente por pérdida de la confianza en sí mismo o porque institucionalmente no se tomaron las medidas correspondientes en el primer evento para evitar su recurrencia.
En un estudio realizado por la Dirección de Calidad, el Departamento de Medicina Norte, la Clínica Psiquiátrica Universitaria y el Departamento de Comunicaciones de nuestro Hospital, titulado como “Segundas víctimas: diagnóstico de la situación en el personal de salud ante un evento adverso en un hospital universitario chileno” y publicado por la Revista Chilena de Seguridad del Paciente en el año 2020, se encuestaron a 191 personas, 66% sexo femenino, 56% en grupo etario de 31-50 años. Más del 50% considera que el evento adverso (EA) es atribuible a la propia persona; 80% reconoció no tener formación para informar la ocurrencia de un EA, alrededor del 50% señaló conocer el sistema de notificación de EA, cerca de 90% creyó que existe baja o media probabilidad de ocurrencia de un EA en un tiempo cercano y 58% manifestó interés en participar de grupos de apoyo a segundas víctimas.
Las segundas víctimas, han sido descritas mayormente en mujeres que se desempeñan en unidades críticas. Se ha determinado, además, que mientras más grave sea el daño al paciente, más devastador es el fenómeno de segunda víctima. En los signos y síntomas que se desarrollan en el fenómeno de segunda víctima, los más prevalentes son la culpa y la vergüenza, pero además se suman alteraciones del sueño, dificultad para concentrarse, fatiga, cefalea, frustración, miedo, entre otras manifestaciones.
La Dra. Andrea Sakurada, directora de la Dirección de Calidad de nuestra institución y autora correspondiente de esta investigación, enfatiza: “Es importante y un imperativo ético que los prestadores de salud fomenten una cultura de calidad y organizacional, que permita desarrollar mecanismos para evitar la ocurrencia de eventos adversos, y así apoyar a los funcionarios de salud involucrados en éstos. Desarrollar los primeros auxilios psicológicos, y según evolución y necesidad, dar apoyo especializado con el fin de evitar la recurrencia de eventos y otorgar a los pacientes una atención humanizada, segura y de calidad, ya que un funcionario afectado no se encuentra en las condiciones anímicas para cumplir cabalmente su labor”.
Respecto a las eventuales consecuencias laborales que conlleva un evento adverso, si bien los porcentajes no son altos, se reconoció que el involucrado(a) en el EA necesitó licencia médica (26%), traslado de servicio (15.7%) e incluso llegó a abandonar su trabajo (4.2%), aspectos que se deberían considerar en el manejo de las segundas víctimas. Algunas de las causas de estas situaciones son las manifestaciones post EA en el profesional, tales como insomnio, cansancio, sentimientos de culpa, confusión, dificultad para concentrarse, entre otros.
La Dra. Sakurada añadió: “El problema no ha sido reconocido completamente tomando en cuenta su magnitud e importancia, y sobre todo para la seguridad de nuestros pacientes. Creemos que debe implementarse una política probablemente nacional, de tratamiento hacia las segundas víctimas, que dé cuenta y enfrente el problema con medidas establecidas y basadas en evidencia”.
Para acceder al estudio completo, presione aquí.
Por: Matías Bustos
Edición general: Fernanda Farfán
Diseño web: Inti Maldonado