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Fondo IDeA I+D Tecnologías Avanzadas 2024: Un nuevo tratamiento para la osteoartritis

El proyecto titulado “Glycostem-sEVs, biofármaco acelular para el tratamiento de osteoartritis: Desarrollo y optimización de un bioproceso eficiente a gran escala y validación clínica”, se adjudicó el II Concurso Tecnologías Avanzadas 2024 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), obteniendo un financiamiento de más de 650 millones de pesos para su desarrollo.

El proyecto busca validar una terapia para la enfermedad, comúnmente conocida como artrosis, que permita la regeneración del cartílago articular mediante el uso de vesículas extracelulares mejoradas. La investigación es liderada por la Dra. Patricia Luz Crawford, académica del IMPACT Center of Interventional Medicine for Precision and Advanced Cellular Therapy y del Centro de Investigación e Innovación Biomédica de la Universidad de los Andes, junto al investigador del Centro de Investigación Clínica Avanzada (CICA) y también director científico de la Red de Equipamiento Científico (REDECA) de nuestra facultad, Dr. Jorge Toledo, como director alterno.

Adicionalmente, investigadores de la Universidad de Chile participarán en las diferentes etapas del proyecto: el Dr. Maximiliano Barahona, traumatólogo del Hospital Clínico Universidad de Chile, y Daniela Ponce, coordinadora del CICA, quienes están a cargo de aspectos clínicos, regulatorios y económicos del proyecto. Sumado a esto, participan el veterinario Christian de La Fuente, y la Dra. Valentina Hinojosa, profesionales del Hospital de Equinos de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile, destacando el componente interdisciplinario de este desarrollo.

Este proyecto tiene grandes ambiciones. Queremos avanzar en la instauración de terapias de medicina regenerativa e implementar una metodología multidisciplinaria con el enfoque One Health, que integra la salud humana, animal y ambiental. La investigación abarca desde el escalamiento de la producción, la evaluación preclínica, las pruebas clínicas en pacientes, y los aspectos regulatorios y económicos que implica el desarrollo de la nueva terapia, “lo que nos posiciona para instalar múltiples capacidades en todas las etapas de desarrollo, mencionó el profesor Jorge Toledo.

La osteoartritis en Chile

La osteoartritis, también conocida como artrosis, es una enfermedad crónica progresiva que afecta a millones de personas en Chile, deteriorando significativamente su calidad de vida. Esta enfermedad, de naturaleza degenerativa, ataca el cartílago que amortigua las articulaciones, provocando un desgaste irreversible que genera dolor intenso, hinchazón y rigidez, limitando severamente la movilidad de quienes la padecen. “En un país como Chile, donde la población envejece rápidamente y el acceso a tratamientos especializados es desigual, la osteoartritis representa un desafío creciente para el sistema de salud pública”, recalcó el profesor Jorge Toledo.

Los humanos no son la única especie que sufre de los efectos de la osteoartritis. Esta enfermedad también se presenta en animales, especialmente en especies utilizadas para el trabajo —como los caballos— y mascotas, siendo más grave el problema en áreas rurales de nuestro país, donde la salud animal resulta crucial para la subsistencia: “Tanto en personas como en animales, la falta de tratamiento adecuado puede llevar a la discapacidad, aumentando los costos de atención y cuidados, y afectando profundamente la vida de quienes dependen de su movilidad para sus actividades diarias y laborales”, señaló.

Actualmente, no existen tratamientos que curen esta enfermedad, lo que subraya “la urgencia de avanzar en la investigación e implementación de tratamientos más accesibles y efectivos, así como en la sensibilización sobre la importancia de un diagnóstico temprano para mitigar el impacto de esta enfermedad, que no discrimina edad, especie ni condición social”, agregó.

Una posible cura para la osteoartritis

El producto terapéutico que están desarrollando corresponde a una solución que deriva de células mesenquimales. Se trata específicamente de vesículas extracelulares que poseen un tratamiento previo, es decir, se han enriquecido en ciertos aspectos, que han permitido que efectivamente tengan el efecto terapéutico deseado. Estas vesículas inicialmente fueron probadas en cell factories, los cuales “son unos dispositivos más tecnológicos que las placas usadas comúnmente, ya que permiten obtener un nivel de producción mayor. Esa característica nos permitió hacer pruebas a gran escala, pero aun así, siguen siendo demasiado pequeñas para lograr el objetivo principal del proyecto, que es escalar la producción de nuestro producto y llevarlo a ensayos en humanos”, manifestó el Dr. Toledo.

Anteriormente, durante el proyecto Fondef IDeA inicial, se habían realizado pruebas en un primer modelo animal, en los que se logró curar de osteoartritis a ratones pequeños. Según el Dr. Toledo, “en osteoartritis existen modelos canónicos, como el de ratones que ya usamos, donde directamente se induce la degradación de cartílago, o ya sea en la literatura, donde se detallan pruebas en ovejas, perros y caballos”.

En este punto recae uno de los mayores aciertos del proyecto: “Nosotros no induciremos la enfermedad en ningún animal, sino que directamente vamos a curar a animales que ya padecen de osteoartritis, mediante el uso de nuestro producto”, declaró el Dr. Jorge Toledo. “Este es el caso de los caballos, donde la osteoartritis es una enfermedad prevalente, siendo la más importante en caballos a nivel productivo”, añadió.

Los caballos que serán tratados con el producto son pacientes del Hospital de Equinos de FAVET, un centro al que acuden dueños de equinos en busca de tratamiento para la osteoartritis de sus animales: “En particular, los caballos que serán nuestros usuarios corresponden a la raza Pura Sangre Chilena. Por lo general, en este tipo de caballos, la osteoartritis se genera de forma unilateral, debido a que este tipo de equinos siempre corre en la misma dirección. “Esto constituye una ventaja a nivel experimental, ya que permite comparar la pierna sana con la pierna afectada que recibirá el tratamiento”, señaló el académico de CICA y REDECA.

Para investigar la respuesta al tratamiento se trabajará con un grupo control y uno de prueba. Al grupo control se le administrará un tratamiento gratuito que consiste en antiinflamatorios y corticoides para efectos paliativos. Mientras que, al grupo de prueba, además de suministrarle esos mismos medicamentos, se les inyectará la solución vía intraarticular.

La ventaja de la aplicación mediante inyección directa en la zona afectada por la enfermedad se asocia con que las articulaciones son espacios donde la difusión hacia otras partes del cuerpo es limitada, lo que permite que la terapia se mantenga bien localizada. Por este motivo, el enfoque es inicialmente en el tratamiento de la osteoartritis, y no en enfermedades sistémicas como la artritis reumatoide.

Los caballos de ambos grupos serán constantemente monitoreados por el equipo de investigadores: “Planeamos adquirir una máquina de rayos X portátil para realizar un seguimiento exhaustivo de cada caballo, brindando un nivel de atención que rara vez se les otorga a estos animales”, comentó el Dr. Toledo. Además, se les realizarán constantes exámenes “que nos permitirán monitorear cualquier aspecto toxicológico de la solución, así como el progreso de la enfermedad y la conducta del animal”, agregó el director alterno. Asimismo, “planeamos utilizar sensores para detectar cualquier accidente que ocurra entre el periodo de aplicación y su seguimiento, y evaluaremos cómo progresa su marcha, así como el efecto del producto en la articulación afectada”.

Finalmente, luego de corroborar la eficiencia del producto en animales mayores, comenzará la tercera y última etapa del proyecto: la prueba clínica en humanos. El Dr. Toledo detalló que normalmente, las etapas clínicas se subdividen en fases, en las que inicialmente, durante fase 1 se evalúa la toxicidad del producto en pacientes y luego, en la fase 2, se revisa su efecto en la recuperación. Sin embargo, lo que nosotros proponemos es una fase 1/2a, donde se pueda probar directamente la solución en un número limitado de pacientes”. En este caso, “las fases 1 y 2 estarían acopladas, pero luego sería necesario realizar una fase 2b en un mayor número de pacientes, para posteriormente escalar el estudio a una prueba multicéntrica”, añadió.

Esta etapa se extenderá durante los dos últimos años del proyecto, y pretende evaluar el beneficio terapéutico directo en alrededor de 30 usuarios que serán reclutados de forma voluntaria.

Por: Comunicaciones Facultad de Medicina U. de Chile