Dr. Paul Vöhringer: “Los antidepresivos no sirven para la depresión bipolar. Ese es el gran punto”
Un estudio liderado por el Dr. Paul Vöhringer, psiquiatra de nuestro Hospital Clínico, revela que, si bien los antidepresivos son los fármacos más utilizados en Chile y el mundo para tratar la depresión bipolar, estos no contribuyen a la remisión de sus síntomas ni elevan significativamente el riesgo de episodios maníacos, si se usan concomitantemente con estabilizadores del ánimo.
En psiquiatría, pocas preguntas han sido tan debatidas como esta: ¿Qué tan eficaz y seguro es el uso de los antidepresivos para tratar la depresión bipolar? El estudio “Antidepressant remission and manic switch in bipolar depression: a propensity score analysis”, recientemente publicado por el psiquiatra en la revista Acta Psychiatrica Scandinavica, entrega una de las respuestas más sólidas a una de las controversias más grandes de los últimos 40 años.
“Existe una gran polémica en nuestra especialidad y es la real eficacia y seguridad de los antidepresivos para la fase depresiva del trastorno bipolar. Hay cierta evidencia que sugiere que los antidepresivos podrían tener cierta utilidad y no ser tan riesgosos. Otra, que contradice la primera y dice que son muy riesgosos porque producen viraje maniacal, que es cuando una persona deprimida pasa al otro polo en pocos días: se pone eufórico, exaltado o incluso psicótico. Si uno ve la evidencia científica, en general, tiende a ser más cargada a que no son tan eficaces,” plantea el Dr. Vöhringer.
Para resolver esta controversia, se analizaron datos de 5.000 individuos del Programa de Mejora del Tratamiento Sistemático para el Trastorno Bipolar (STEP-BD), un estudio de cohorte multicéntrico con sede en EE. UU. realizado entre 1999 y 2005. A través de una técnica llamada propensity score, el investigador emparejó pacientes con características clínicas similares para eliminar el sesgo de confusión por indicación, tratando de emular de la manera más próxima a un ensayo clínico randomizado, para que ambos grupos de pacientes fueran iguales en todo, salvo si recibieron o no el tratamiento (el uso de antidepresivos), para intentar demostrar causalidad.
“Esta metodología va acomodando a los pacientes en un puntaje de cero a cien, en un extremo, quienes tienen toda la probabilidad de tomar antidepresivos porque le sirvieron y en la otra, quienes no tienen ninguna posibilidad. Esta es la cohorte más grande de pacientes en el mundo de pacientes bipolares, la cual la hace ideal para esta técnica estadistica, de puntaje de propensión, ya que éste corta las dos colas del los pacientes de la cohorte, es decir, saco tanto a los pacientes que seguro no van a recibir antidepresivos como a los que sí. Finalmente, sacando las colas, la muestra fue de 2.166 individuos, de los cuales 1.085 estuvieron expuestos a antidepresivos y 1.081 que no”, explica el especialista.
Los resultados fueron contundentes. En primer lugar, se confirmó la seguridad de los antidepresivos cuando se usan junto con estabilizadores del ánimo, por lo tanto, no aumentan de manera significativa el riesgo de viraje maniacal. Sin embargo, en segundo lugar, su eficacia se vio cuestionada, pues tampoco ayuda a mejorar la depresión bipolar, pues no aumenta la probabilidad de remisión de los síntomas.
"Lo primero que uno quiere saber es si el fármaco sirve. Y aquí el problema es que los antidepresivos, basados en nuestros resultados, no sirven para tratar la depresión bipolar. Ese es el gran punto. En términos de seguridad, no son tan inseguros, pero al mismo tiempo, usted somete a los pacientes a un fármaco que tiene otro efecto adverso: que no le mejora la depresión", afirma el autor del estudio.
En otras palabras, el medicamento no hace daño, pero tampoco hace bien. Y eso es motivo suficiente para reconsiderar su uso. ¿Pero por qué no funcionan? El estudio también ayuda a esclarecer las razones detrás de la falta de eficacia: “La depresión bipolar no es lo mismo que la depresión común y no debería tratarse como lo mismo. La depresión bipolar se trata con los estabilizadores del ánimo, el litio y los mal llamados antipsicóticos atípicos", enfatiza Vöhringer.
Entre los medicamentos específicos para tratar la depresión bipolar sin riesgo a desencadenar un viraje maniacal, se encuentran: “La quetiapina, que es un antipsicótico muy débil, pero muy buen estabilizador y antidepresivo. Después salió la combinación de la olanzapina fluoxetina y también está la lurazidona, que nosotros trajimos hace poco a Chile. En Estados Unidos hay dos que espero que lleguen a Chile, uno es la caripracina y el otro es la lumateperona. Todos esos ya tienen aprobación FDA para depresión bipolar.”
Un grupo de riesgo: pacientes con intentos suicidas
Además de los hallazgos generales, el estudio identificó un subgrupo específico de mayor riesgo: los pacientes con antecedentes de intentos suicidas. Según el artículo, en este grupo el uso de antidepresivos aumentó en un 42% la probabilidad de viraje maniacal. En palabras del investigador, la razón está en que “es un subgrupo más grave. Son pacientes más severos, que pueden tener comorbilidades como trastorno de personalidad o mayor impulsividad que genera más riesgo suicida per se. Hay algo en ese perfil que claramente genera más riesgo".
Los resultados del estudio no solo fueron publicados por una revista de alto impacto, sino que serán presentados en el congreso de la International Society for Bipolar Disorders (ISBD), que se realizará en septiembre en Shizuoka, Japón. El Dr. Vöhringer será el primer chileno en exponer en un simposio oficial de esta organización.
“En este congreso un chileno nunca ha expuesto. Con esta data, yo voy a ser el primer chairman chileno que va a tener a cargo un simposio. Entonces claro, es un artículo de mucho impacto“, comentó el investigador y agregó, “Esto pone al Hospital, a la Universidad y al país en una liga mayor”.
Pero más allá del reconocimiento internacional, la utilidad de este estudio es inmediata. “Nos da datos para saber qué hacer con nuestros pacientes, en la formación de nuestros psiquiatras y para actualizar nuestra formación clínica en torno al uso de antidepresivos, buscando, ojalá, usarlos menos ”, concluyó el Dr. Vöhringer.
Por: Rocío Cortez
Edición General: Fernanda Farfán
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