Hospital Clínico Universidad de Chile
27/08/2025
Hospital Clínico Universidad de Chile

Duelo perinatal: la pérdida más invisible y difícil de afrontar

En Chile, a diario más de diez familias enfrentan la pérdida de un hijo en etapa gestacional o durante las primeras semanas de vida. Un dolor profundo y muchas veces invisibilizado que marca la vida de madres, padres y familiares para siempre. Al respecto, María Fernanda Pulgar, psicóloga de nuestro Hospital y especialista en duelo perinatal, nos da herramientas para sobrellevar este difícil momento.

En 2023, el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) reportó más de tres mil muertes perinatales a nivel nacional. A pesar de la magnitud de esta cifra, la pérdida de un embarazo o un recién nacido sigue siendo un proceso poco comprendido socialmente. Y una de las razones por las que suele ser tan difícil de asimilar, tanto para la familia nuclear como para el entorno, es por la falta de recursos para justificar el dolor.

“La muerte de un hijo es de los duelos más complejos, porque ante un fallecimiento solemos apoyarnos en recuerdos, historias compartidas u objetivos que la persona nos dejó; pero en un duelo gestacional no hay nada de eso. Por ello, resulta mucho más difícil para la mente ubicar esta pérdida: uno se entristece por algo que aún no ha vivido, por la ilusión y las expectativas generadas. Esto hace que el duelo quede invisibilizado: socialmente se cuestiona como si fuera extraño sufrir por ello”, explica la psicóloga Fernanda Pulgar.

Resulta mucho más difícil para la mente ubicar esta pérdida: uno se entristece por algo que aún no ha vivido, por la ilusión y las expectativas generadas. Esto hace que el duelo quede invisibilizado: socialmente se cuestiona como si fuera extraño sufrir por ello

A este cuestionamiento se le suman las creencias arraigadas respecto a la muerte de un bebé. “Antes existía un número de muertes infantiles muchísimo mayor al de hoy en día. Desde ese lugar, el pensamiento que se mantiene es “ya, no importa, si va a venir otro”, “eres joven, si te puedes volver a embarazar”. Eso, además de hacerlo invisible, lo hace difícil de afrontar”, agrega la psicóloga.

El recorrido emocional del duelo

El duelo suele atravesar distintas fases, aunque no necesariamente en orden lineal. Según la psicóloga, tras el “choque inicial” (el momento de conocer el diagnóstico o el deceso), vienen cinco etapas: la negación, ira, negociación, tristeza y aceptación. En cada una vivimos distintas sintomatologías, pero en todas permanece el aislamiento y letargo.

“Como no logro entender la situación, la niego. Después busco razones para darle un sentido, pero las respuestas o la falta de ella me enojan conmigo, mi entorno y la espiritualidad. Trato de negociar mi aceptación con el concepto de destino, decir: lo acepto, pero con la condición de que no me pase nada más. Al no resultar o ser consciente de ello, llega una fase de tristeza que se llama depresión, pero no corresponde al cuadro clínico. Y luego viene la aceptación, cuando entiendo que no hay nada que pueda hacer para cambiar esto, que es parte de mí y va a vivir conmigo. Voy a avanzar y retroceder hasta quedarme más tiempo en la aceptación, pero es un proceso”, indica la especialista.

Una de las herramientas más útiles para transitar cada etapa es hablar y expresar el dolor. “La gente va a decir “no llores, déjalo descansar”, pero la verdad eso no colabora. Finalmente, lo que tienes es pena y cuando uno tiene pena, llora. También hay que verbalizar lo que a uno le pasa, aunque sea reiterativo”, aconseja la especialista, enfatizando que siempre sea en un ambiente cuidado e íntimo.

¿Cómo contener a alguien que está pasando por un duelo?

La psicóloga sostiene que la paciencia es lo más relevante. Entender que lo que nos hace sentido a nosotros no siempre le hace sentido a quien vive el duelo. “Para acompañar lo más importante es estar, escuchar, sostener. Poder ofrecer cosas, pero no obligar al otro a hacerlas, porque es muy incoherente para el que está viviendo el duelo. La vida siempre sigue. A ratos se podrán incorporar más y a ratos tenderán que replegarse un poco. En el fondo, uno no puede estar todo el tiempo en la pena ni negando la pena”.

Acompañar a quien atraviesa por este proceso también requiere de cuidado y sensibilidad. No sólo con la persona que está viviendo la pérdida, sino también con uno mismo. Por lo tanto, es necesario aceptar cuando no se está capacitado para contener a alguien más y pedir ayuda. “Sostener es una tarea difícil, porque para hacerlo tengo que estar en suficiente calma y dejar al otro vivir su dolor. Entonces, si tú ves que la otra persona está viviendo un duelo muy intenso, lo más recomendable es derivar o buscar apoyo”, señala.

Finalmente, la psicóloga destaca la importancia de incluir a los hijos e hijas que enfrentan la pérdida de un hermano en la dinámica de contención. Según Pulgar, incluso si nunca se les dijo que venía un bebé en camino, siempre se dan cuenta que algo pasó por los cambios en su rutina. “Hay que perder el miedo a incorporar a los niños en las dinámicas familiares, generalmente lo entienden muchísimo más rápido que los adultos. Para explicarlo, siempre hay que hacerlo desde el lugar que le haga más coherencia a la familia y ahí la espiritualidad cubre un espacio muy relevante. Es recomendable dejar la posibilidad abierta para que el niño o adolescente pregunte cuando sienta que lo quiere hacer”.

Bebés arcoíris

Cuando la vida vuelve a abrir la posibilidad de otro hijo después de una pérdida, este recibe el nombre de bebé arcoíris. Es muy común que los padres vivan esta etapa de manera hipervigilante, experimentando una mezcla compleja de esperanza y temor que marca cada momento del proceso. En este sentido, la especialista recalca la importancia de contar con acompañamiento profesional para sobrellevar esta nueva etapa.

“El embarazo posterior a una muerte gestacional está marcado por más ansiedad, vigilancia y la marca de cada hito. Por ejemplo, si mi embarazo anterior llegó hasta las 20 semanas, lo más probable es que desde la semana 16 empiece con alguna sintomatología más ansiosa y la semana en que tuve la pérdida reviva el duelo. Pero también, si uno ha hecho un trabajo, es esperable que después de esa semana pueda volver a enfocarme en cómo va este embarazo y no quedarme en el anterior. Por eso es de gran importancia la atención profesional”, concluye.

Por: Rocío Cortez

Edición General: Fernanda Farfán

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