> Gastroenterología > Enfermedades que trata > Hepatitis

Una de cada 12 personas en el mundo tiene el virus de la hepatitis C, según datos de la Alianza Mundial por la Hepatitis. La infección inicial por hepatitis C pasa habitualmente inadvertida, sin que produzcan síntomas que lleven al paciente a consultar (pueden hasta pasar 10 años o más hasta aquello). El 80% de estos casos se transformará en una hepatitis crónica. El diagnóstico se hace, por lo tanto, por azar o por búsqueda dirigida en grupos de riesgo, ya que requieren ser identificados para cerrar el círculo de la transmisión y el contagio.

Consiste en una inflamación del hígado y el riesgo principal es a través de contacto con sangre contaminada. No existe vacuna para prevenirla.

Si no es tratada a tiempo, la enfermedad puede progresar a una cirrosis hepática, etapa de muy difícil tratamiento y control.

Cualquier persona puede contraer la hepatitis C, pero algunas personas son más propensas, entre las que se incluyen:

-Personas que tuvieron una transfusión de sangre o trasplante de órgano antes de julio de 1996.
-Personas que nacieron de una madre con hepatitis C.
-Personas que hayan tenido más de una pareja sexual en los últimos 6 meses o que tengan antecedentes de enfermedades de transmisión sexual.
-Personas con hemofilia (enfermedad en la cual la sangre no coagula adecuadamente) que recibieron derivados sanguíneos antes de 1987.
-Usuarios de drogas inyectables ilegales.

Consulte al médico de inmediato y hágase la prueba si corre alto riesgo de contraerla o si usted piensa que ha estado expuesto al virus de la hepatitis C.

En caso de que se le haya diagnosticado la enfermedad:
-Eliminar consumo de alcohol.
-No automedicarse ninguna sustancia.
-Hacer ejercicio, dieta saludable y reposo.
-Vacunas contra hepatitis A y B.
-Para evitar el contagio: no comparta cepillos de dientes o máquinas de afeitar, no donar sangre, tejidos, semen u órganos y practique sexo seguro.