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Editorial

En la actualidad nadie discute que las indicaciones de transfusión de sangre alogénica y sus derivados han experimentado un fuerte cambio y que esto continuará en el futuro.

Los programas de atención médico-quirúrgicas sin uso de sangre, diseñados para respetar los derechos de los pacientes que no deseen transfundirse, nos han dejado muchas enseñanzas. Nos han demostrado que los límites críticos de la oxigenación tisular permanecen pobremente definidos, que el uso del valor de hemoglobina como indicador de transfusión no es confiable a nivel individual y que la tolerancia a la anemia es bastante mayor a lo que se suponía previamente.

Estudios posteriores efectuados en pacientes críticos nos sugieren que no siempre la transfusión logra los resultados esperados y en ocasiones parece empeorarlos.

Por estas razones los principios de estos programas nos parecen apropiados para todos los pacientes, minimizando la exposición a la transfusión con el uso sistemático de varias técnicas de conservación de sangre.

Los estudios de múltiples centros hospitalarios nos muestran que las transfusiones se indican principalmente en pabellón y UCI. Cifras recientes nos muestran que más de un tercio de los pacientes hospitalizados en este último servicio son transfundidos y si la estadía es de una semana, tres de cuatro recibirán sangre. Por otra parte, las indicaciones para transfusión en estos pacientes no están en absoluto claras y la comparación entre criterios liberales y restrictivos nos sugieren que la anemia es una opción razonable en muchos casos.

Los resultados de las estrategias de conservación de sangre son mejores cuando existe una filosofía común de todos los grupos involucrados en el tratamiento; una adecuada preparación preoperatoria, técnicas quirúrgicas y anestesiológicas coherentes y un buen manejo postoperatorio son los principios de todo tratamiento, no solo de los pacientes que están adheridos a estos programas.

Aunque nunca las transfusiones han sido tan seguras, el "riesgo cero" es una utopía y hay pacientes que se transfundirán en un futuro próximo, por esto es necesario conocer la existencia de opciones seguras y costo-efectivas para minimizar el uso de sangre alogénica y sus derivados.

DR. GONZALO CARDEMIL
Coordinador PMCSTS HCUCH