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ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
La enfermedad de Alzheimer es la principal amenaza para el cerebro en la medida que envejecemos. El Alzheimer es una enfermedad degenerativa cerebral en la que se pierden células nerviosas en las distintas áreas del cerebro lo que va causando la pérdida progresiva de las funciones cerebrales como la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la comprensión, la capacidad de imaginar, etc. Es una enfermedad que lleva a la invalidez, la postración y la muerte.
Según la OMS se estima que en el año 2050, 100 millones de personas en el mundo padecerán la enfermedad. Actualmente en Chile la padecen 150 mil personas y va en aumento en cuanto nuestra población envejece. Sobre los 80 años hasta un 40% de la población padecen de Alzheimer.
La causa que lo provoca aún es desconocida. Sin embargo, existen factores de riesgo claros como son:
-Edad: es mayor en personas de 60-65 años.
-Sexo: es mas frecuente en las mujeres, probablemente porque viven más tiempo.
-Herencia familiar: un 40 por ciento de los pacientes presentan antecedentes familiares.
-Factores medioambientales: el consumo de tabaco y las dietas grasas.
SÍNTOMAS
El primer síntoma del Alzheimer puede ser una pérdida leve de memoria, para luego afectarse el lenguaje, razonamiento, comprensión, lectura y escritura. Algunos pacientes pueden volverse ansiosos o agresivos y, en algunos casos, pueden irse de su casa y no recordar cómo regresar.
A lo anterior se puede sumar, incapacidad para realizar labores rutinarias (vestirse, cocinar, etc.) e incluso incapacidad para comunicarse con los demás (utilizan frases que no se entienden o sin sentido).
AUTOCUIDADO
No es posible hoy día impedir el Alzheimer, pero podemos postergar o retardar su aparición, llevar un régimen de vida saludable, controlar factores de riesgo vascular como hipertensión, diabetes y dislipidemias; realizar actividad física y sobre todo, actividades de tipo intelectual.
Mantener la mente activa y la actividad social son aspectos clave. Tener buen humor mejora el pronóstico.
EXÁMENES
La enfermedad se diagnostica a partir de la historia clínica y preguntando a familiares o personas que conviven con el supuesto enfermo. Los análisis de sangre y orina descartan otras posibles enfermedades que causarían demencia y, en algunos casos, también es preciso analizar fluido de la médula espinal.