El nuevo perfil de egreso para la carrera de Medicina, así como la nueva malla curricular que de él se desprende, fue aprobado por el Consejo de Facultad en noviembre 2012, luego de un largo proceso de discusión en el que participaron distintos actores de nuestra comunidad universitaria.
Un nuevo perfil de egreso implica para todos nosotros una nueva promesa a la sociedad chilena respecto de lo que podrán esperar de los egresados de la carrera de Medicina de esta universidad pública, de larga tradición académica, ícono de pluralismo y democracia histórica.
Por cierto, también implica una gran responsabilidad, porque con este objetivo como fin último, deberemos trabajar incesantemente para entregar a los estudiantes y médicos del futuro, conocimientos, recursos, habilidades, competencias que les permitan desenvolverse en escenarios de complejidad e incertidumbre en espacios de cambio permanente. Sin olvidar la solidez académica, que por décadas ha caracterizado a esta Escuela de Medicina, nuestros futuros médicos deberán ser agentes de cambio porque los médicos debemos mantener nuestro rol como actores relevantes en la construcción de sistemas de salud. Podrán ser agentes de cambio en la medida que comprendan y hayan sido formados con coherencia respecto de las necesidades de salud que la población de este país tiene hoy día y en el futuro y se mantengan evolucionando con los nuevos tiempos con los nuevos desafíos que la sociedad ofrecerá.
Los futuros médicos se enfrentarán a desafíos que hoy no sospechamos en todos los ámbitos de su ejercicio profesional. Conocerán nuevas patologías y dispondrán de nuevos recursos tecnológicos. En la medida que la velocidad del conocimiento científico siga creciendo, que la investigación en salud sea cada vez más fructífera, que la sociedad sea cada vez más demandante, estos futuros médicos deberán contar también con herramientas y habilidades que les permitan “surfear” en esta complejidad con los mejores resultados sanitarios.
La formación en esta Escuela de Medicina, con la diversidad de sus disciplinas y escenarios de aprendizajees ofrece a los egresados un abanico de posibilidades, desde la clínica a la gestión, desde la generalidad a la especialidad, desde la mirada médico-paciente a la medicina social y colectiva, pasando por la investigación y generación de conocimiento científico.
Todo esto es lo que se ha querido plasmar en el perfil de egreso, las ricas y diversas posibilidades que el egresado tendrá para contribuir desde cualquiera de los ámbitos que elija para construir socialmente la salud. Para un país que cambió y que hoy exige que la salud sea efectivamente un derecho, con equidad en acceso y resultados para todos sus ciudadanos.
Por último, el nuevo perfil de egreso así como la nueva malla curricular que dará cuenta de éste, instalan un marco y son un referente para toda la comunidad universitaria que participa en la formación médica, pero son solo los primeros pasos; el inicio de un camino que tendrá que recorrerse con todos los actores involucrados, con esfuerzo y dedicación, con trabajo conjunto y participativo, con mejora continua, con aproximaciones sucesivas y con la claridad de que también los ajustes curriculares debieran transformarse en un ejercicio continuo que permita transitar sin traumas hacia la formación de los médicos que nuestro país necesita. El cumplimiento de la promesa que estamos haciendo a la sociedad chilena dependerá, sin lugar a dudas, del involucramiento de cada uno de los miembros de esta comunidad.